Hace unos días nos escapamos a Patones de Arriba. Habíamos estado hace muchos años, pero no recordaba lo bonito que es. Se encuentra situado a 60 kilómetros al norte de Madrid, a la altura del kilómetro 50 de la carretera de Burgos. El núcleo urbano es pequeño, calles empedradas y casas construidas íntegramente de pizarra, hacen que cada árbol, cada flor o planta que te encuentras, destaque especialmente sobre el fondo negro de la piedra.
A un lado el río, y al otro, un valle lleno de construcciones derruidas por el tiempo, dibujan una especie de laberinto que se extiende a lo largo y ancho de las laderas de las montañas. Desde este punto, se ve Patones con sus chimeneas humeantes, invitándote a volver para calentarte con un buen plato de cuchara.
Movidos por olor de la leña quemada, nos acercamos a comer a La Cabaña, un restaurante lleno de encanto, una chimenea al entrar, decoración cálida, paredes cubiertas de obras de arte y salones pequeños y acogedores, hacen del comer todo un placer. La comida por supuesto, deliciosa y adecuada al precio.
Las excursiones de invierno te permiten disfrutar otro tipo de paisajes, de olores y sensaciones, como la de entrar a un lugar calentito después de horas de paseo. Lo mejor de todo, es que ya tenemos el fin de semana encima para buscar nuevo destino.
Os gustan las excursiones de invierno? Ya tenéis plan para el fin de semana?
Un abrazo!!
Fotos: Sara González Carrasco