La idea surgió de mi hijo, aunque parezca increíble, con sus casi 5 años nos pidió ir a una casa rural (luego descubrimos que con "casa rural" se refería a ir de camping jajajaa pero lo disfrutó igual). Queríamos que fuera un sitio no muy lejos de Madrid pero fuera de la Comunidad, y ese lugar fue Cuenca. A 14 kilómetros del centro se encontraba el paraíso soñado: La Casita de Cabrejas.
Se trata de un pequeño hotel rural, situado en medio de un valle, con el objetivo de que el visitante olvide por unos días de dónde viene para disfrutar solamente de dónde está. Pocas habitaciones, espacios muy acogedores y grandes cristaleras que muestran el campo como si fuera un cuadro, es parte de lo que encontramos dentro...
Una vez fuera, caminos de piedra que se pierden en todas las direcciones, te llevan a descubrir diferentes rincones del enorme terreno. Una casita de madera, una piscina rodeada de árboles, un cenador cubierto de hiedra... Como música de fondo, el cantar de algún pájaro y la brisa de la montaña...
Y qué vimos en Cuenca? Pues eso os lo cuento en la siguiente entrega, porque Cuenca es mucho más que las Casas Colgadas ;)
Qué os parece la propuesta de hoy?
Feliz fin de semana!
Fotos: Sara González Carrasco