Enfrentamiento en el Valle de la Muerte

“¡Un ataque blindado está llegando por el camino!” llegó una voz urgente por radio de una unidad de reconocimiento que opera delante de la 1ª División de Infantería de los Estados Unidos. “¡No nos disparen!” Alguien registró la entrada. Eran las 5 de la mañana del 23 de marzo de 1943. Para los soldados acurrucados en trincheras poco profundas y sentados a medio camino a lo largo de una cordillera al sureste de El Guettar, Túnez, la alerta fue una sorpresa; habían pasado la mayor parte de la noche preparándose para avanzar, no luchando para montar una defensa.

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Thomas E. Morrison era un soldado de la Compañía del 601 Batallón de Destructores de Tanques, adscrito a la 1ª División de Infantería del II Cuerpo del Ejército de los Estados Unidos. “Alguien se acercó y me pateó y me dijo, ‘Hey, los tanques están llegando’, y en ese momento, bam, uno de ellos disparó por ahí”, dijo Morrison. No fue el único que fue sorprendido con la guardia baja. “Habíamos tomado nuestras posiciones principalmente con la idea de defender la artillería contra la infiltración de la infantería”, no contra los tanques, explicó el comandante del 601, el teniente coronel Herschel D. Baker. Rápidamente se dio cuenta de que su plan no valía nada, pero no tuvo tiempo de idear uno nuevo.

Los elementos de la décima división Panzer de Alemania se acercaban a los americanos. En la vanguardia había más de 50 tanques del 7º Regimiento Panzer, con dos batallones de panzergrenadier que proporcionaban apoyo de infantería y una unidad de tropas en motocicleta que vigilaban la fuerza hacia el sur. En total, el grupo de batalla contaba con más de 6.000 hombres.

Enfrentando el ataque estaba el 18º Regimiento de Infantería de la 1ª División de Infantería, dos batallones de artillería, y los destructores de tanques del 601º. La 10ª División Panzer había aplastado a los enemigos en los campos de Francia y en las estepas de Rusia; ahora ponía sus ojos en las fuerzas americanas en Túnez. Pero los hombres de la 18ª tenían pocas armas anti-tanque, lo que significaba que la carga de la defensa caería sobre el mal equipado 601º. Y a los pocos minutos del reporte inicial, los soldados que manejaban los destructores de tanques se dieron cuenta que el asalto iba directo hacia ellos.

El vehículo principal de la 601, el M3 Halftrack, Gun Motor Carriage (GMC), era una triste excusa para un arma. “Todo el mundo sabía que esto era una broma”, dijo el comandante de la Compañía C, el Capitán Herbert E. Sundstrom; “Siendo realistas, reconocimos que el ejército tenía que conseguir algo rápido y esta era la solución”. Pero el simple hecho era que a pesar de su nombre, el destructor de tanques M3 -armado con un cañón de 75 mm que el ejército francés había desarrollado en 1897, casi dos décadas antes de los primeros tanques- era pésimo en su trabajo.

Serpenteando hacia las defensas americanas había varias variantes de panzer, incluyendo el temido Panzer IV Ausf. G, armado con un poderoso cañón de largo alcance de 75mm que podía penetrar cualquier tanque americano desde 1.000 yardas de distancia. Para la protección, la variante G tenía aproximadamente tres pulgadas de blindaje frontal, más que suficiente para …