La minería a pequeña escala y la quema de carbón son los principales motivos del aumento de las emisiones.
Creciente amenaza global
La Evaluación Global de Mercurio 2013, publicada por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP), muestra que las emisiones causadas por la minería de oro a pequeña escala en Asia, África y Sudamérica se han doblado desde 2005.
El informe dice que las emisiones globales de mercurio en el aire causadas por la actividad humana alcanzaron las 1.960 toneladas en 2010, y aunque es difícil comparar cálculos de emisiones por años individuales, el total de las emisiones por la actividad humana parece haberse mantenido relativamente estable desde 1990 a 2010.
Globalmente, parece que la demanda de mercurio ha disminuido de forma constante en las últimas décadas, desde una cifra de 9.000 toneladas por año en la década de los 60. Sin embargo, el texto añade que ha habido un fuerte desplazamiento en los patrones regionales. Como resultado de su rápida industrialización, el sudeste asiático es el emisor regional más grande y le corresponde casi la mitad de las emisiones anuales de este elemento, según explica el informe, que indica también que las emisiones en el África Subsahariana y Sudamérica están creciendo lentamente, mientras que las emisiones están a la baja en América del Norte y Europa.
Además, la evaluación del UNEP dice que la concentración de mercurio a 100 metros de los océanos del mundo se ha doblado en el último siglo y calcula que 260 toneladas del metal tóxico encontraron su camino desde la tierra hacia los ríos y lagos.
Otra característica, añade el informe, es que el mercurio se hace más concentrado según avanza en la cadena alimentaria, alcanzando sus niveles de concentración más elevados en peces depredadores que pueden ser consumidos por los seres humanos.
La minería artesanal a pequeña escala es, después de la quema de combustible fósil, la mayor fuente de contaminación de mercurio en el mundo, indica el UNEP.
La minería artesanal
Se estima que el 15% del oro en el mundo se extrae de forma artesanal, en pequeñas minas donde en la mayoría de ellas se usa mercurio para su extracción. Los mineros que lo utilizan se arriesgan a envenenarse, envenenar a sus hijos y contaminar el suelo. Se calcula que en el mundo hay de 10 a 15 millones de minas de oro no reguladas que operan en 70 países.
En Indonesia, la industria es el sustento de tres millones de personas, pero es en Sudamérica donde más prolifera este tipo de extracciones del oro.
Perú es el mayor importador de mercurio de la región, y los principales países a los que se lo compra son Estados Unidos y España. Otros países como Brasil, Bolivia, Ecuador y Colombia destacan en la lista de países con mineros que se dedican a esta actividad, a menudo peligrosa por realizarse con insuficientes medios y en ocasiones fuera de la legalidad.
El uso de mercurio para extraer el oro de los depósitos de grava donde se encuentra tiene graves efectos para la salud de los mineros y también para el medio ambiente.
En muchos casos no hay pepitas grandes de oro por extraer, sólo pequeñas partículas del metal precioso que se esconden en toneladas de tierra. Los mineros utilizan escurrideros mecánicos para atrapar el lodo rico en oro. Usando sus propias manos y sin protección lo mezclan con mercurio en cubetas. Mientras, muchas de estas zonas, antes selvas verdes, ahora son eriales contaminados.
Las autoridades latinoamericanas discuten proyectos para poner fin a la utilización de mercurio en la minería. Por ejemplo, el año pasado se cerraron sendas minas en Chile y Perú por la alta concentración de mercurio. Pero la subida del precio del oro, en estos tiempos de crisis, dificulta cualquier intento de controlar los métodos de trabajo en las minas de las que se extrae el preciado metal.
El mercurio mata
El mercurio, un metal pesado, de color blanco plateado, es líquido a temperatura ambiente y se puede evaporar fácilmente.
En la tierra se encuentra en depósitos de cinabrio, pero también aparece de forma naturale en otras rocas, como por ejemplo, caliza y carbón.
El mercurio se puede liberar al aire mediante una serie de procesos industriales como la minería, la producción de metal y cemento y la quema de combustibles fósiles.
Una vez se emite, persiste en el ambiente durante mucho tiempo; circula a través del aire, la tierra y organismos vivos, y se puede dispersar a larga distancia en amplios espacios.
Naciones Unidas dice que la carga sanitaria que suponen las enfermedades relacionadas con el mercurio es algo reconocido por los gobiernos de todo el mundo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), asegura que el mercurio es altamente tóxico para la salud humana y supone una amenaza específica al desarrollo del bebé no nacido y durante los primeros años de vida.
La inhalación del vapor de mercurio, señala la OMS, puede causar efectos dañinos en los sistemas nervioso, digestivo e inmune, así como en los pulmones y riñones, y puede ser fatal. Además, las sales inorgánicas de mercurio son corrosivas para la piel, ojos y tracto gastrointestinal, y puede inducir toxicidad renal si se ingiere.
Los humos son muy tóxicos, razón por la cual los fundidores con frecuencia muestran síntomas más severos de intoxicación que los propios mineros que usan mercurio en el yacimiento.
El mercurio es una neurotoxina, dicen los expertos, que afecta al cerebelo, que es la parte de cerebro que te ayuda a mover correctamente y a coordinar tus movimientos. El mercurio también afecta los riñones y otro órganos, pero el daño neurológico es irreversible.
El peor caso en el mundo de envenenamiento masivo por mercurio ocurrió en Japón a principio del siglo XX. Los síntomas aparecieron gradualmente en la localidad de pescadores de Minamata. Al principio, nadie podía explicar la razón por la cual la gente empezó a arrastrar las palabras cuando hablaba, o por qué se caían cuando caminaban. Empezaron a tener problemas para tragar y temblores incontrolables. Incluso los niños nacieron con defectos y miles murieron a raíz de lo que se conoció como la enfermedad de Minamata.
Costó 30 años identificar la causa de tal sufrimiento: una fábrica de plástico local que estaba derramando mercurio a la bahía. El mercurio estaba contaminando a los peces, el alimento de primera necesidad de la población local.
Daños al medio ambiente
El mercurio es un contaminante persistente, que no se degrada en el medio ambiente, pero en ciertos lugares del mundo, como en algunos países asiáticos, su daño potencial es mucho mayor, pues este metal pesado se usa en conjunto con cianuro para extraer oro.
El mercurio y cianuro juntos generan un doble problema para el medio ambiente, señalan los científicos, ya que el cianuro ayuda a disolver el mercurio, y cuando el desecho se tira a un campo de arroz, por ejemplo, se pega a las moléculas orgánicas, convirtiéndose en metilmercurio, y esto es mucho más tóxico ya que este puede ser absorbido por las plantas, meterse en la cadena alimentaria y afectar la salud de los humanos.
La contaminación debido al uso del mercurio ya se ha detectado en el ambiente, en los ríos, en la destrucción en las zonas montañosas y en la destrucción de bosques protegidos.
La amenaza está ahí, a diario, y es cada vez mayor, por eso, el objetivo de Naciones Unidas es trazar un plan para reducir en un 50% la demanda global de mercurio de aquí a 2015.