Cuando llegué a Cataluña hace cinco años no tenía ni idea de la riqueza cultural Catalana.
Me vine a vivir aquí con los prejuicios contra los catalanes que te enseñan por medio de chistes y chascarrillos: que hablan mal, que son tacaños, desagradables y no aceptan a quienes no hablan catalán… y fue una sorpresa descubrir que todos mis miedos estaban basados en mentiras, que poseen una lengua o dialecto con una gramática muy elaborada y una rica y variada gastronomía y cultura.
Y entre todos estos aspectos disfruté mucho al conocer y hacer nuestra una tradición tan divertida como la del Tió de Nadal.
El Tió de Nadal
Ya le presenté un poco por facebook porque este año nuestro Tió es muy especial.
Saltándonos la tradición, que es algo que hacemos bastante, vino el día 2 de Diciembre en lugar del 7 o el 8 que es cuando suele llegar a todas las casas.
El año pasado sufrió un percance al hacerle “cagar” y básicamente le reventaron los ojos, así que aprovechamos el día de la Discapacidad (3 de Diciembre) para introducir a los niños en el conocimiento de las deficiencias visuales y en concreto de la ceguera.
Explicamos que una persona ciega no puede ver y dedujeron que “eso es muy difícil porque te puedes chocar y tener accidentes”.
Así que cogimos un perro y le nombramos perro guía para que acompañara al Tió donde fuera y le mostrara el camino más seguro.
Además le calzamos esas gafas tan molonas para proteger sus ojos de la luz solar y que no le cause molestias, quemaduras…
La verdad es que funcionó genial y los niños le acarician, le hablan mucho y le cuentan cuentos. Por que oir, oye muy bien.
El Tió es un personaje de la cultura catalana, un tronco al que actualmente le ponen cara y barretina (gorro típico catalán) . Hay que alimentarle hasta el 24 de Diciembre con mondas de patata, mandarina, cáscaras de frutos secos, etc.
Le alimentas y le tapas bien para que esté calentito y como gratificación el día 24 te “cagará” regalos. Suena mal y es peor porque para que “cague” hay que zurrarle con un palo. Pero todo depende de cómo lo quieras ver.
A grandes rasgos primero se le canta la canción de Caga Tió y se le pega con el palo. La primera vez no suele pasar nada aunque en algunas casas se meten dulces bajo la manta y “caga” a la primera. En casa no.
Así que si no “caga” te llevas a los niños al baño porque el palo hay que bendecirlo con agua y unas palabras mágicas para que le haga efecto. Y a la segunda ya estarán ahí los regalos. Magia.
Nosotros hacemos así. Cantamos esta canción:
“Tió, Tió,
Caga Tió,
ametlles i turró
no caguis cansalada
que son massa salada
caga turró
que es molt més bo
Si no tens més caga diners
si no tens prou caga un ou
¡Caga Tió!”
TRADUCCIÓN: “Tió, Tió, caga Tió, almendras y turrón, no cagues tocino, que es demasiado salado, caga turrón que es mucho más bueno. Si no tienes más caga dinero, si no tienes suficiente caga un huevo ¡Caga Tió!”
Después de zumbarle, uno de los adultos lleva a los niños al cuarto de baño para mojar los palos mientras dicen: “Mucho turrón y mucha brasa, viva la gente de esta casa”
Mientras tanto el otro adulto coloca bajo la manta del Tió los regalitos que va a “cagar”.
Aquí en casa nos pasamos un poco, lo normal es que “cague” dulces o cosas pequeñas. En esta casa el pobre lo pasa un poco mal (se rompe el culete, vamos).
Al terminar, la tradición dice que hay que quemar el Tió en la chimenea para que nos de calor, pero como no tenemos, el nuestro se vuelve al bosque, este año con su perro guía, a escuchar a los niños en la distancia y esperar que llegue el próximo año.
Esta tradición la hemos hecho nuestra a pesar de que hay cosas en ella algo desagradables (que cague y que haya que pegarle), porque hemos visto en ella un vínculo de unión entre los niños y los entes de la naturaleza.
Para mis hijos el Tió es una especie de duende del bosque con forma de árbol que les visita por haber tratado bien a la naturaleza.
El deber del niño es hacer una última prueba para demostrar su respeto por el medio natural y ésta es alimentar el tronco y darle calor en los fríos días de invierno para que no quede expuesto.
A cambio el Tió les dará alimento y calor, lo mismo que ha recibido. Si miras los palos como si fueran varitas mágicas es bastante menos agresivo.
En casa da regalos tamaño medio y algún dulce.
Y como ya he comentado, a falta de chimenea, un día regresa a su hogar, el bosque.
Hace dos años si que teníamos chimenea y quemamos al Tió.
Les dió mucha pena, pero les explicamos que al quemarse nos daba calor para devolver los cuidados y después se transformaba en cenizas y humo y regresaba al bosque por el aire en forma de partículas para alimentar el suelo del bosque de donde nacerán más Tiós.
Pero esto es sólo la manera en la que nosotros lo enfocamos.
Porbablemente alguien nacido aquí en Cataluña lo haga de un modo y con una idea totalmente distinta.
Como ves intento aprovechar cada situación para que los niños extraigan algo que les sirva cuando sean adultos.
En cuanto al tema de cuidar el medio ambiente, lo llevan bastante bien. No matan insectos a excepción de mosquitos, algo que no puedo evitar; cuando quieren cortar flores a veces (no siempre) recitan este pequeño poema antes de arrancarlas:
“Madre naturaleza,
préstame tu atención
te quiero pedir permiso
para arrancar esta flor”
Son una monada cuando lo hacen,
Les he explicado muchas veces cómo los humanos estamos unidos a la naturaleza, sobre todo nuestra relación con las plantas.
Les cuento que nosotros al respirar emitimos aire sucio (CO2) que los árboles absorben, limpian y nos devuelven para que podamos seguir respirando. ¿No lo habías pensado nunca?
Además antigüamente cuando moríamos, pasábamos a formar parte del ciclo de la naturaleza, alimentando con nuestros cuerpos la Tierra y dando vida a nuevas plantas, que alimentaban a algún hervíboro, que alimentaba a animales carnívoros… y así todos formábamos parte del ciclo de la vida. Como en el Rey León.
Solo que con los cementerios asfaltados, los nichos y toda la civilización actualmente se pierde nuestra entrada en el ciclo a no ser que se incinere nuestro cuerpo y se esparzan las cenizas en una zona de tierra.
Volviendo con las tradiciones navideñas Catalanas hay otro personaje típico de esta zona que nos causa mucha curiosidad y es el Fumera.
Trabaja para los Reyes Magos y tiene ni más ni menos que siete ojos: cuatro delante (normalmente uno de ellos en el dedo), tres detrás y cuatro orejas, dos a cada lado.
Así que este ser tan peculiar lo ve, lo oye y lo cuenta todo.
Podríamos decir que es el encargado de espiar a los niños y luego contarle a los Reyes si han sido buenos o malos.
No tiramos mucho de esta tradición porque no solemos amenazar cuando se portan mal, directamente decimos: “Los Reyes lo han visto todo”. Tajante.
Total, ellos no piden nunca nada concreto como veréis este sábado cuando os cuente los regalitos de este año.
Así que no sirve de mucho amenazar con que El Fumera se va a chivar porque de una o de otra manera van a recibir lo que SSMM (osea papá y mamá) elijan.
¿Qué personajes navideños hay en tu zona?
¿Cumples las tradiciones o te las inventas? Cuenta, cuenta…
Espero que esta entrada haya ampliado un poco tus conocimientos sobre la cultura catalana. Nos vemos.
La entrada El Tió en nuestra casa aparece primero en El Balance Positivo.
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