Naturalmente en todos los países hay un rincón especial dejando a un lado las ciudades que por una razón u otra se nos enredan en el corazón para quedarse impresa eternamente. Aquí en la imponente Argentina tenemos ese lugar desorbitadamente bello y natural, un beso entre la tierra y el hombre que se queda helado en las nieves eternas. Es lógico que tomemos el aire como transporte y que sea el aeropuerto de El Calafate nuestra meta geográfica que nos regala un pueblo grande que nos trae a la memoria aquellos que en Almería levantaron para películas de oeste setentera. Naturalmente su fuente de ingreso es la visita de este resto del origen del mundo; uno de los pocos lugares que aún nos demuestra que hay un comienzo y un final en este planeta que malamente nos sirve ya de suelo.
Y en el momento que respiramos su aire, virgen en algunos momentos, aislado por territorio y de fuerte supervivencia que le ha reservado de ser más pisados por su eterno enemigo el hombre que le hace retroceder cada año más. Todavía las ballenas suben sobre el agua y nos enseñan que ellas también saben bailar. Lugares que asombraron los ojos de los más aventureros, buscadores de riquezas encerradas en las entrañas de la tierra, verdes lagos profundos que nadie sabe dónde acaban y aguas heladas que cruje cuando es pisada… Tierra de Fuego, lugares blanco de inspiración.
Este terreno llamado estepa abarca un tercio del total de la extensión de Argentina. Contiene las cumbres más impresionantes del mundo y más elevadas del hemisferio. Unos bosques que nos regala de visión de árboles que parecen sacados de un cuento de niños. Glaciales que nos provocan con esa belleza blanca o quizás con unos toques azules que parecen sacados del pincel de un maestro francés impresionista….
Darwin exploró el entorno, sus fósiles y su fauna fueron miradas por la sabia pupila del maestro. Tanto estudio se contonea con las pistas de esquí imposibles ante nuestra mirada. El Parque Natural de los Glaciares es una recopilación de toda la belleza del mundo pero hecha por la mano sabia y perfecta de la Naturaleza.
Naturalmente es este Parque la meta de todo viaje por la Patagonia, se encuentra a 50 kms de El Calafate. El paseo se puede hacer en barco que nos muestra cercanamente el glaciar Perito Moreno; un fuego de blanco y azul con una cara de cuatro kilómetro de largo. Algunos sufren de mareos con esta contemplación y se nos aconseja que si padecemos del llamado “vértigo de belleza” hagamos un recorrido por las pasarelas que nos hará tropezar con cientos de turistas que toman este camino. Es también la mejor forma de observar la caída de imponentes bloques de hielo que desgraciadamente se produce cada vez con más frecuencia. Los más aventureros pueden practicar el trekking con facilidad de alquilar en El Calafate.
Agrandamos nuestro conocimiento del gigante con unas charlas en las aulas de observación permanentes dadas por profesores de varias nacionalidades y que con la ayuda del audio/video nos muestran y demuestran que este mundo blanco y azul se mueve, avanza y sin embargo, desde hace algún tiempo retrocede; si retrocede lamentablemente.
Si tomamos como fin al segundo del lugar; el niño Upsala que puede visitarse en un barco que sale desde Punta Bandera a 40 kms de El Calafate y que nos da la oportunidad de observar también al Spegazzini y amigos similares. Almuerzo en un lugar que está a medias entre el bosque que rodea el lago y el glaciar Onelli. Una comida al borde del fin del mundo como muchos lo han definido. Impresionantes vistas que naturalmente pueden hacer que se atragante la comida y nos sea imposible disfrutar de los buenos productos comestibles ante la belleza que rodea el lugar que no admite que nada ni nadie le haga competencia.
DAMADENEGRO
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