EL ASESINO DE SAN MIGUEL. III Parte.

3

En el interior del consultorio los llantos y lamentos de una pobre joven llenaban el vació: ruptura de noviazgo. Es común que sean las mujeres las que acudan a ayuda psicológica, mientras que los hombres hacen terapia ocupacional. La desdichada relataba cómo es que se había dado cuenta que su pareja le había engañado con una de sus amigas. Se sentía culpable, pues ella misma los había presentado en la boda de su hermana. Nunca sospecho que los dos se estaban viendo a escondidas. Se rieron en mi cara, argumentaba y se lamentaba una y otra vez. El terapeuta la escuchaba atentamente y una que otra vez soltaba un par de palabras para tranquilizar a la paciente, hace una intervención corta pero efectiva. Al cabo de un tiempo, el terapeuta observa su reloj y prepara el cierre, dejándole indicaciones que seguir hasta el día de su nueva cita. Por fin la despide.

La joven sale del consultorio más relajada, y con una sonrisa se despide de la secretaria. El terapeuta Daniel Jáuregui sale cinco minutos después y se dirige a recepción.

- Licenciado, llamó el paciente de las doce para cancelar la cita de hoy, la reprograme para la siguiente semana-

- Ok, está bien. Aprovecho para tomar un café y descansar de la anterior paciente. Me dejó exhausto. ¿Alguien más ha llamado?-

- Si, llamó su esposa, para recordarle que el próximo sábado irán a hacer las compras de navidad para los niños. –

- Oh, cierto. Lo había olvidado. Cancela todas las citas del sábado, porque será un día muy largo. No le vayas a decir a Sonia que se me olvido, luego no me la acabo. –

- También llamó un primo suyo… espere… Jáuregui, Sergio Jáuregui. Que por favor le regrese la llamada, es urgente, mencionó algo sobre un asesinato, donde John está involucrado. Suena muy urgente. –

- Ah caray, ¿qué habrá pasado? Márcale y pásame la llamada a mi consultorio. Ah, y tráeme un café. –

Tania tomó el teléfono y marcó el número, después de una serie de tonos se lo pasó al licenciado Jáuregui.

Ambos hablaron del asunto durante un tiempo, Sergio le explicó todo lo que había pasado y cómo es que John había sido arrestado por sospechoso del homicidio. Dany no lo podía creer, su mejor amigo estaba involucrado en un crimen grave, es cierto que no se veían desde varios años, pero estaba incrédulo de que John fuera el verdadero asesino.

- Bueno, creo que tendré que ir ahora mismo. –

Dany colgó el teléfono y preparo sus cosas. Marcó el número de su esposa y le comentó todo lo que había escuchado. Sonia también reaccionó de manera incrédula ante las palabras. Nadie lo podía creer. Un suceso realmente impactante. Ambos quedaron de verse en casa en media hora para hacer los preparativos para el viaje al pueblo. Después de varios años de no volver, retornarían al lugar que se habían dispuesto no regresar.

Antes de salir del Centro de Atención Psicológica (CAP), le dio órdenes a Tania de cancelar todas las citas de la semana. Y re-agendarlas hasta inicio de año, puesto que estaban a una semana de salir de vacaciones. Subió a su coche y dio marcha. Camino a casa iba pensando en el caso de John. De pronto su pensamiento se vio invadido de recuerdos de su pueblo natal, en cómo será el regresar, quien seguirá viviendo ahí, y en aquello por lo que decidió abandonarlo: maldita nostalgia, aun no estoy preparado para volver.

Llega a su casa y recoge a su amada esposa, ambos saben que es un viaje no deseado, pero un amigo esta en problemas y hay que ir en ayuda. Los niños se quedaron con la mamá de ella para que no faltaran a clases ni a sus cursos de natación. Sonia no pronuncia una sola palabra, pues ve en el rostro de él mucha preocupación. Eran las cinco de la tarde, un día agradable para salir a pasear, quizá al Zoológico, a algún parque o simplemente pasarlo bien en familia. Pero desgraciadamente esas actividades no estaban en los planes. Pasan las horas y poco a poco se acercan al pueblo, ven pasar el Restauran el Canelo, donde más de una vez habían decidido festejar su aniversario. Al cabo de unos minutos de intriga y silencio llegan a la entrada del pueblo, deciden bajar donde se encuentra el viejo y desolado campo de fútbol, a Dany le trajo recuerdos nostálgicos, pues es ahí donde creció y jugó durante mucho tiempo. Sonia pensaba que llegarían al hogar de su esposo, pero no fue así, simplemente pasaron de largo la pequeña calle donde ésta se encuentra: nada ha cambiado, y todo ha cambiado.

Ambos se dirigen a la comisaria de poca monta del pueblo, más que comisaria parecía un pequeño edificio tétrico, con aires de abandono. En la entrada estaba un viejo guardia metido en una caseta donde pedía los datos de los visitantes; el viejo parecía estar aburrido y cansado, solo se escuchaba una radio entonando una estación de música Banda. Clásico de los pueblos.

Dany y Sonia entran a recepción y le piden a la secretaria, la cual lucia una cara que daba a entender que no tenía ni idea de lo que es un orgasmo, la cual lo recibe con una sonrisa mas falsa que el Teletón. Piden información de dónde se encuentra John, y esta los dirige a la otra ventanilla, la de Criminales.

Después de media hora en la sala de espera, se acerca el Agente Cho.

- Hola, soy el Agente Cho. Estoy encargado de la investigación del asesinato de la joven del domingo en la madrugada.-

- Yo soy el Lic. En Psic. Daniel Jáuregui, y ella es mi Esposa también Lic. En Psic. Sonia Álamo. Somos amigos de John. Nos ha pedido que vengamos para tratar de esclarecer lo sucedido. –

.- Lo siento, pero él no puede tener visitas, está catalogado como asesino de alto riesgo. –

- ¿Asesino? Se supone que es un sospechoso, o es que ya tienen las pruebas suficientes.-

- Hemos inspeccionado su casa, y encontramos ropas con restos de sangre de la víctima. Creo que es prueba suficiente. – el Agente se entornó un tanto agresivo.

- Pues a mí no me parece, es necesario que encuentren el arma homicida, mientras, es mera suposición. –

- Mire Señor Freud, ya hemos resuelto el caso, y entienda una cosa, si se mete en asuntos que no le incumben, puede salir dañado. Y no… no es una amenaza, simplemente le advierto lo que puede pasar. – se acercó lo suficiente como para susurrare al oído a Dany y le dijo. – la gente del Pueblo está asustada, cerrar el caso es lo mejor para que la psicosis no se esparza. Regrese de donde vino, aquí ya nadie lo necesita. –

Las palabras del Agente retumbaron en la cabeza de Dany. Lo primero que pensó fue en responder a estas amenazas, pero se tranquilizó y se limitó a decir…

- Bien, este caso está muy por encima de sus capacidades. Creo que no le mencioné que soy miembro del CEIC (Centro Estatal de Investigación Criminal). Y siento que tenga que seguir viéndome, pero iniciare una investigación de calidad… como se debe… para resolver este caso. –

Dany mentía, es cierto que una vez perteneció al CEIC, pero actualmente estaba retirado, pensó que quizá podría hablarle a algunos amigos que le debían favores e iniciar esta investigación.

El Agente no dijo nada, pero su mirada reflejaba furia, Dany intuyó que éste estaba reprimiendo deseos inmensos de golpearle la cara una y otra vez hasta dejarle desfigurada. Pero no lo hizo, simplemente se fue, atravesó una puerta para desaparecer con el ruido de los zapatos resplandecientes que lucia.

-¿Y ahora que vas a hacer? - Le dice Sonia – ya no trabajas para el CEIC, además no es un caso Estatal, tampoco se trata de asesino serial, va a ser muy difícil que quieran tomar el caso. –

Dany sabía eso muy bien, pero un amigo estaba en problemas, además la plática con el Agente le había dejado muchas interrogantes que estaba dispuesto a resolver. Ambos salieron de la comisaria y subieron al auto.

- Lo haré por mi cuenta, solo le hablaré a unos amigos internos del CEIC que me ayuden, pero que quede en secreto. Hay algo raro en todo esto. –

Al arrancar el auto, observan un papel en el parabrisas, parecía una carta. Los dos se miran entre sí, no tenían idea de lo que pudiera ser. Él decide bajarse, lo toma y sube nuevamente. Lo abre, al leer las primeras palabras se queda perplejo, sintió un escalofrío que le recorría por todo el cuerpo. Sonia se le queda viendo y le pide que le enseñe la carta. También se queda sorprendida, sin habla, sin respiración.

La carta decía…

ASÍ QUE TAMBIÉN QUIEREN ENTRAR EN EL JUEGO. COMO LES DIJO EL AGENTE CHO, AUN ESTÁN A TIEMPO DE RETIRARSE.

PERO SI DECIDEN QUEDARSE, TENGO UN JUEGO PARA USTEDES. SI SON LISTOS LO VAN A RESOLVER, SI NO, PUEDE QUE SALGAN LASTIMADOS.

LES DOY UNA PEQUEÑA PISTA PARA MOTIVARLOS.

¿POR QUE LOS AGENTES NO HAN ENCONTRADO EL ARMA HOMICIDA? ¿QUIEN LA TIENE?

ATTE: KIRA







El caso se está poniendo cada vez más complicado, parece que hay un individuo incógnito detrás de todo esto el cual se hace llamar KIRA y por lo visto le gustan los juegos.




Qué pasará con John ahora que es declarado culpable. ¿Realmente es culpable?







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Etiquetas: Historias

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