Si hace dos semanas me hubierais dicho que me enamoraría de un restaurante en las Ramblas, probablemente me hubiera reído mucho. Si vivís en Barcelona (o la habéis visitado) sabréis que es una avenida plagada de sitios (caros y malos) para turistas. Pero poco a poco se van incorporando ofertas de calidad y locales con una estética cuidada que pretenden recuperar este precioso paseo, como Ultramarinos. Se trata de un local amplio (1400 m2), diáfano y decorado con cierto aire industrial. La carta la forman platos de la cocina mediterránea con un aire moderno, en los que el protagonista es el producto nacional, así como unos cocktails deliciosos. Otro punto a favor es que el personal es absolutamente encantador, en seguida me ofrecieron alternativas sin alcohol a las bebidas que estaban sirviendo y no tuvieron ningún problema en resolver mis dudas con algunos de los platos. Al estar dividido en varios espacios y contar con un escenario, es el sitio perfecto tanto si estás pensando en un evento íntimo como para eventos más grandes, incluso, si te atreves, para una boda urbana.
Nosotros pasamos una noche muy divertida, disfrutando de la propuesta gastronómica, de la música en directo y de la buena compañía. Sin duda, volveremos.