De aquellos polvos estos lodos

No conocía la estación del Ave de Zaragoza y la semana pasada, debido a una reunión de compañeros, tuve oportunidad de conocerla. 
He visto muchas estaciones y por motivos profesionales he colaborado en la construcción de más de una, pero ninguna como la estación del Ave de Zaragoza, me dejó con la boca abierta, es digno de mención.

Como si de tratase de un monumento faraónico para loa y mayor gloria del polítc@ local bajo cuya legislatura se construyera,  solo cabe decir que es inmensa, desproporcionada, la mayor que he visto. Un mamotreto difícil de entender. 

Y no, no es por fea, que no lo es, si no por grande ¿A quién se le ocurrió la idea ? Más que la idea ... ¿De donde o de quien surge la idea de esas proporciones tan exageradas ?

estacion de zaragoza


No hay nada que decir en los casos en que la megalomanía se manifiesta en forma de horrorosas fachadas similares a templos romanos con toques neoclásicos y flanqueados por grandes estatuas de dudoso gusto, a los que algunos renombrados empresarios de nuestro país nos han acostumbrado durante la época de bonanza económica.

Sin embargo cuando el dinero es público y por tanto tuyo, mío y nuestro, ya cambia la cosa. 

La inflada auto estima de algunos de nuestros dirigentes del pasado se ve reflejada en esta especie de tributos a sí mismos. Debe ser el afán de ser recordados por sus obras el que ha hecho que, con perdón, el reto de "a ver quien la tiene mas grande" haya sido el patrón para medir la gestión política. 

El problema es que como decía antes, lo hacen con un dinero que no es suyo. No tendría nada que objetar si el beneficio reportado a la comunidad fuera proporcional al volumen de sus obras civiles, pero que yo sepa, esa relación económica no existe, más bien al contrario : la amortización de una inversión despilfarrada nunca se va a producir por mucha vida útil que apliquemos en el denominador de la ecuación. 

Zaragoza históricamente ha sido un cruce de caminos, enclavada casi en el punto medio de las rutas históricas que comunicaban Castilla, Valencia y Cataluña, ha sido siempre un importante nudo ferroviario tanto de viajeros como de mercancías, pero eso no justifica técnicamente las dimensiones de semejante estación.

La estación, tanto exteriormente como interiormente no es nada fea, pese a ser un simple cajón sin mucho misterio ni alarde estructural, los acabados de los hormigones vistos son espectaculares y la combinación hormigón y madera está muy bien conseguida.

Sin embargo, son sus proporciones las que hacen que sientas primero asombro que se torna posteriormente en cierta vergüenza propia y patria, por ciertas obras ejecutadas en este país en fechas recientes.
Lo habitual y técnicamente correcto

Generalmente, en una estación de ferrocarril, el "cajón" que conforma el edificio de la propia estación suele estar adosado a la playa de vías que puede estar cubierta o no, pero que no forma parte del propio edificio de la estación. 
Es en este edificio de la estación donde se ubican todos los servicios al viajero: taquillas, mostradores de información, tiendas, consignas y poco más, no hace falta nada más.

Pero en la de Zaragoza es distinto, es un inmenso cajón de unos 600 metros de longitud y 200 de anchura y donde los andenes se ubican DENTRO de la propia estación. La zona de salidas está en un extremo y la de llegadas en el opuesto, que tiene bastante sentido, pero lo que no es habitual es que entre ambos extremos estén los 8 o 10 andenes con casi 400 metros de longitud. 

Para que os hagáis una idea es mas parecida a una macro estación de metro con múltiples andenes que a una estación de ferrocarril.

Las dimensiones son tales, que dentro de la estación de ferrocarril está la de Estación de Autobuses, y no sólo eso,   sino que incluso alberga un Hotel  de 4 estrellas con mas de 250 habitaciones (actualmente cerrado, por la crisis supongo, que es como estaría la estación de ser de gestión privada).
El coste de mantenimiento debe ser brutal y el nivel de mantenimiento también lo es, y para colmo, la inmensa zona comercial que dispone está prácticamente vacía de negocios y locales, apenas una franquicia de comidas desangelada supongo que por los precios de alquiler que deben imponer desde arriba. Una pena la verdad, no se veía movimiento apenas.

Hemos tirado el dinero a la basura, y mucho de ello en forma de hormigón y asfalto que nunca seremos capaces de rentabilizar porque simplemente, obedece a un capricho político y no a una necesidad técnica.

¿ Y todavía nos extrañamos de estar en la situación de crisis en la que estamos ?.

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