Yo, que tenía mis reservas por la poca expresividad ante la cámara de nuestro deportista (véase anuncios como el de Mapfre o ColaCao), la verdad es que me he quedado boquiabierta, porque, además de mostrarnos centímetros de su cuerpo que no estamos acostumbrados a ver en las canchas (cuando marca sus tríceps siempre apegado a su raqueta), el chico lo hace bastante bien, metiéndose en el papel de un amante enamorado y deseado.
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