En lo que se refiere a las emociones, hay que tener en cuenta la influencia de las mismas en nuestro entorno, al elegir una emoción positiva, no sólo nos sentimos mejor, sino que todo lo que ocurre a nuestro alrededor nos parece más atractivo, percibimos el mundo con más entusiasmo. A su vez ese entusiasmo, lo contagiamos a los demás. Las personas que nos rodean nos devuelven las buenas sensaciones que proyectamos. De la misma manera, al elegir una emoción negativa, estamos expuestos al rechazo de los demás, proyectamos malas vibraciones y éstas son percibidas por los demás, produciéndose a su vez situaciones negativas y falta de energía.
Siempre estamos a tiempo de reaccionar ante una emoción que no deseamos, cambiar nuestra perspectiva con respecto a a la situación, pensar en algo agradable que nos transmita energía, por ejemplo, puede cambiar el rumbo de los acontecimientos…Ya que atraemos lo que pensamos.
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