Ferra Adriá y el nombre de las cosas

Imagina que tomas un tomate rojo (un jitomate mexicano). Lo estrujas, trituras, aplastas y recoges lo que se produce; un líquido. Ahora haces los mismo con muchos tomates. Y ese producto que obtienes lo envasas en un tetrabrick de 10 litros hasta casi rebosar, porque has usado muchos tomates.

Ferrá Adriá con una de sus creaciones – Fuente: ParaHORECA




En este momento decides usar lo envasado en varios recipientes. Primero, viertes un poco en un vaso de tubo estrecho y alargado. ¿Qué es? Jugo de tomate podríamos afirmar sin duda. Sigues vertiendo, pero esta vez en un plato hondo. ¿Qué es? Sopa de tomate cabe pensarse. Sigues con un tercer vertido sobre otro plato hondo con pasta al dente. ¿Qué es ahora? Salsa de tomate. Y así podríamos seguir vertiendo para llegar a la conclusión de que tenemos sorbete de tomate, helado de tomate, etc.  De este modo, Ferra Adriá nos demuestra que las cosas no sólo son lo que son, sino también son donde se encuentra. Otro ejemplo claro son las personas. Nosotros seremos hijas, alumnas, maestras, sobrinas, madres, expertos, novatos,… según el contexto.


¿Vulnera este post tus derechos? Pincha aquí.
Creado: