Un alumno de infantil de un colegio brasileño estaba harto de tener que madrugar todos los días para ir al colegio. ¿Qué hizo? Destruir todo el mobiliario de su clase para que se suspendiera la enseñanza.
Mesas, sillas, libros... e incluso material escolar. La sala de profesores quedó completamente destruida ante la impasividad de los profesores, que no daban crédito a lo que estaban viendo sus ojos.
Aquí las imágenes:
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