Sus tanques Char B1 demostraron ser demasiado para el blindaje de la Wehrmacht, pero ni siquiera ellos pudieron soportar el liderazgo irresoluto de los Aliados.
“Estamos al borde del abismo”, escribió un desesperado general de brigada Charles de Gaulle al primer ministro francés Paul Reynaud el 3 de junio de 1940. “Nuestra primera derrota proviene de la aplicación por parte del enemigo de mis concepciones y la negativa de nuestro mando a aplicar las mismas concepciones.”
De Gaulle escapó a Inglaterra, encabezó el gobierno de la Francia Libre y más tarde fue elegido presidente de Francia. (Serge de Sazo/Gamma-Rapho vía Getty Images)
La súplica de De Gaulle a Reynaud había llegado demasiado tarde para evitar la debacle de mayo de 1940, cuando las unidades blindadas alemanas cruzaron Francia hasta el Canal de la Mancha en tres semanas. Los británicos pusieron una cara brillante a un mes horrible al presentar la evacuación del 4 de junio en Dunquerque como una victoria moral, mientras que dejaban a sus asqueados aliados franceses para luchar contra los alemanes (e italianos después del 10 de junio) durante dos semanas más.
Los comandantes británicos y franceses habían esperado tranquilamente evitar otro Frente Occidental. Las estrategias difusas sugerían ataques a través de la Unión Soviética aliada de Alemania, a través de Finlandia y Noruega, o en los campos de petróleo soviéticos en Bakú, Azerbaiyán, a través de la Siria ocupada por Francia. Pero los alemanes atacaron primero, conquistaron los Países Bajos en cinco días y rodearon la tan cacareada Línea Maginot de Francia para adentrarse en los bosques de las Ardenas. Mientras la línea se mantenía, las tropas francesas de tercera categoría desplegadas en las “intransitables” Ardenas se quebraron y huyeron.
“Atrapados en su huida por los destacamentos mecanizados del enemigo, se les había ordenado que tiraran sus armas y se dirigieran al sur para no desordenar los caminos”, recuerda de Gaulle en sus memorias de guerra. “‘No tenemos tiempo’, gritaban [los alemanes], ‘para hacerlos prisioneros!”
Las tropas francesas disfrutaron de un breve momento de gloria antes del colapso total del país, cuando tres divisiones acorazadas, en particular las unidades equipadas con tanques Char B1 relativamente capaces, frustraron -y en algunos lugares incluso derrotaron- los panzers de Adolf Hitler durante una semana decisiva de intensos combates a lo largo de la frontera franco-belga.
Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial el arma elegida entre las divisiones acorazadas francesas fue el Char B1 bis , el tanque estándar más pesado de su época. Diseñado por el comité durante la mayor parte de dos décadas y fabricado por Renault y otras firmas, el vehículo llevaba un obús de 75 mm y una ametralladora de 7,5 mm montada en el casco, ambos apuntados en gran parte por la dirección del vehículo, así como un cañón antitanque de 47 mm y una segunda ametralladora de 7,5 mm en una torreta de un solo hombre. El Char B1 bis tenía una armadura de 60 mm de espesor en su parte delantera y torreta…
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