La grúa flotante con capacidad para enderezar el barco más cercana se encontraba en Sidney, a más de 12.000 kilómetros de distancia, y se temía que el uso de cualquier otro medio mecánico pudiera romper el barco y liberar su carga al mar. El Al Kuwait estaba asegurado por una compañía danesa, que se puso en contacto con Karl Kroyer, un ingeniero también danés, al que le pidieron que buscara un método para rescatar el carguero y evitarles de esa manera pagar los dos millones de dólares en los que el buque y su carga estaban asegurados, preferiblemente antes de que los animales empezaran a descomponerse.
Kroyer y su equipo propusieron una idea revolucionaria: ¿Qué pasaría si se llenara el barco con pelotas de plástico? Las pelotas sustituirían el agua dentro del barco y al ser más ligeras que esta lo harían flotar. Y funcionó. Hicieron falta tres meses y 27 millones de pelotas de poliestireno, bombeadas desde el muelle por un tubo hasta el interior del barco, pero el Al Kuwait salió a flote y el suministro de agua de la ciudad fue salvado. El coste del rescate ascendió a unos 350.000 dólares, muy lejos de los dos millones del seguro.
El éxito llevó a Kroyer a patentar su sistema tanto en Gran Bretaña (patente GB1070600) como en Alemania (patente DE1247893), descrita tal y como se puede ver en la siguiente figura, en la que cuerpos flotantes (1) se introducen en un buque hundido (4) a través de un tubo (3) desde un buque de rescate (2).
Pero la sorpresa llegó al intentar patentar el sistema en Holanda. Según la oficina de patentes holandesa, el Pato Donald ya había utilizado este mismo sistema 15 años antes para reflotar un buque en su historia The Sunken Yacht, escrita por Carl Barks, en la que Donald y sus sobrinos llenaban el barco hundido de pelotas de ping pong (un cuerpo flotante), introducidas por un tubo desde un barco de rescate, exactamente el mismo sistema que Kroyer quería patentar. Una de las condiciones de cualquier patente es que sea una idea novedosa, y esta claramente no lo era, por lo que la patente de Kroyer fue denegada.
Un artículo de Juan A Oliveira. Si te ha gustado la entrada, puedes seguir el blog por Twitter, Facebook o correo electrónico (búscalo más abajo), para recibir las actualizaciones semanales.