Cuando entrás a Pancho va!, te das cuenta de que es chiquito pero con carácter —frase genérica si las hay—. No entran más de 4 o 5 personas pero la decoración y el espacio no te agobian. Todo está prolijo y limpio. La comida se prepara a la vista, y en todo el tiempo que pasé allí no sentí olor a fritura ni comida de ningún tipo. Eso siempre es un plus.
Cuando llamás por teléfono, te atienden con un: Panchooooo va! — y si, todos lo pensamos con ese tono cuando escuchamos el nombre del lugar— Ese es otro plus. Me encantó.
La premisa básica es; pancho, y varios sabores y salsas. —Le mando un saludo especial para el guacamole y la mostaza blanca—. Hay papas fritas, nachos, pildoritas fritas y, lo más importante: tiene opciones vegetarianas. Por supuesto, pancho de soja y los sabores que son veganos en su mayoría.
Debo decir que Montevideo poco a poco se está convirtiendo en un lugar en el que todos podemos salir a comer. Poco a poco… nos falta prestar un poco más de atención a los celíacos. Pero al menos en lo que a vegetarianismo/veganismo se refiere, las elecciones ya no se reducen a pizza, fainá o ensalada.
De martes a jueves y domingo abre de 20:30 a 1, y los fines de semana de 20:30 a 6. El tiempo justo para que los que salen de los boliches de la zona puedan matar el hambre postbaile con un pancho. —Pssst: Ahora entre semana abren al medio día también—.
Igualmente, yo fui en pareja, un sábado a la noche de esos en los que no salís pero no querés que el finde pase desapercibido. Pancho va!, heladería de la zona y… ¡listo! Salida resuelta. A las 00 ya estaba en casa dispuesta a seguir con mis actividades de señora mayor.
Por último, un punto importantísimo a favor de Pancho va!; El precio. Pagamos en total $460. Un pancho va, un pancho de soja, papas fritas, nachos y dos cocas de 600cc. Nada mal, ¿verdad?