El ARA San Juan (S-42) era el segundo de los submarinos de la clase Santa Cruz, tras el primero y que daba nombre a la misma, el ARA Santa Cruz (S-41). Los submarinos formaban parte de un ambicioso plan de reequipamiento naval iniciado en 1974 con el ensamblaje de dos submarinos Type 209 (el ARA Salta y el ARA San Lui) y la contratación al astillero alemán Thyssen Nordseewerke de una nueva serie de seis submarinos de ataque de propulsión diésel-eléctrica, la TR-1700, de los cuales los dos primeros se construyeron en el país europeo, y los otros cuatro nunca llegaron a completarse en Argentina, a pesar de haberse construido el Astillero Ministro Manuel Domecq García (hoy en día Astillero Almirante Segundo Storni) para ello.
El 20 de junio de 1983 el ARA San Juan era botado en Emden y dos años y medio después, el 2 de diciembre de 1985, era entregado a la Armada Argentina. El submarino tenía una eslora de 65,93 metros y una manga de 8,36 metros, con un desplazamiento de 2.140 toneladas en superficie y 2.336 toneladas en inmersión. La propulsión diésel-eléctrica del buque estaba formada por cuatro motores diésel MTU de 1.200 kW de potencia cada uno y cuatro alternadores de 4.000 amperios que generaban la electricidad con la que cargar los 960 elementos de sus baterías de plomo-ácido. En inmersión las baterías alimentaban un motor eléctrico de 6.400 kW que se encargaba de mover la hélice del submarino.
Con el fin de extender la vida útil del submarino durante otros treinta años, el ARA San Juan se sometió a su “reparación de media vida” en el Complejo Industrial Naval Argentino (CINAR). Entre 2014 y 2016 su casco resistente fue carenado, cortado, y ensamblado de nuevo para permitir el desmontaje de su planta propulsora y sus baterías, se comprobaron todas sus válvulas y su sistema eléctrico y se le instaló un radar portátil de navegación, equipos de comunicaciones y un plotter Garmin GPSMAP. Tras completar sus reparaciones y comprobaciones, el submarino se dedicó a realizar las pruebas y comprobaciones necesarias hasta su vuelta al servicio, que se produjo en abril de 2016.
La noticia salió a la luz el día siguiente tras la publicación en el diario digital Infobae la tarde del 16 de septiembre de una foto de la comunicación interna de la Armada ordenando la búsqueda del submarino, informando de la última posición y hora conocida, y solicitando dos naves y una aeronave para iniciar el protocolo de búsqueda y rescate. Al día siguiente la Armada informó oficialmente del hecho mediante un comunicado oficial y un día después se movilizaron todas las unidades disponibles y se aceptó la ayuda internacional para intentar encontrar al ARA San Juan.
Ocho días después de la desaparición se conoció que la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (OTPCE, en inglés CTBTO) y el Sistema de Vigilancia Sónica (SOSUS, del inglés Sound Surveillance System), una cadena de puestos de escucha submarinos repartida desde Groenlandia hasta el Reino Unido, habían detectado el miércoles 15 de noviembre a las 10:31 hora argentina en la zona en la que desapareció el ARA San Juan un “evento anómalo singular corto violento y no nuclear consistente con una explosión”. Esta información confirmaba las sospechas de que el submarino podía haber sufrido una implosión que lo habría destruido.
El Seabed Constructor, equipado con cinco vehículos submarinos autónomos y la más alta tecnología navegó durante mes y medio en busca del ARA San Juan, hasta que el 26 de octubre anunció por sorpresa que suspendía las operaciones hasta febrero del año siguiente. De nuevo la presión pública hizo efecto y la compañía privada extendió su búsqueda hasta el 17 de noviembre de 2018, día en que halló los restos del submarino a 907 metros de profundidad muy cerca del punto de la desaparición del ARA San Juan y unos 20 kilómetros al noroeste del evento anómalo detectado.
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Juan A Oliveira es Ingeniero Técnico Naval por la Universidade da Coruña y MBA por la UNIR. Desde 2013 edita y coordina el blog de temática naval vadebarcos.net. Puedes conectar con él a través de Twitter o LinkedIn.
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