No podía moverse, entonces él la cogió del brazo y le dijo:
— Salut! Nous avons eu un café?
— Oui! Claro.
— A proximité se trouve une boulangerie qui me plaît vraiment. Allons.
Y la alejó de la tienda, al menos era lo que ella sintió. Se dirigieron hacia la Rue Lepic y entraron en un café.
Eric tenía ese misterio en la mirada, el que tenía desde que lo conoció. Siempre que se había encontrado con él, le había hecho sentir incómoda y en esta ocasión no era diferente.
— ¿Qué haces aquí Eric?
Pero él no le contestó. Buscó con la mirada al camarero, o quizás desvió la mirada de la de ella para evitar contestarle.
Empezó a ponerse nerviosa, a sentirse como... no acosada, más bien como retenida. Tenía que avisar a su jefe, pero... ¿y si había sido él el que le había pedido a Eric que la siguiera para cuidar de ella? Entonces Eric también sabría su secreto.
Miró a Eric y cuando sus miradas se unieron no pudo evitar que las lágrimas salieran de sus ojos.