Esa mañana cuando entró en la cocina donde Léa y ella estaban desayunando, saludó y les dijo:
- ¿Os apetece que hagamos un viaje?
- Où? - preguntó la niña emocionada.
- ¡A París!
- Super!
- Pues decidido, salimos los tres mañana por la mañana.
La niña se levantó y fue corriendo a abrazarle y darle un beso. Luego la miraron y él le preguntó:
- ¿Te puedes encargar de hacer además de tu maleta la de Léa?
- Sí, por supuesto.
- Gracias.
Cogió una taza de café y salió de la cocina.