CANÍCULA EN LA SIERRILLA
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recuerdos que te llevan al pasado
cogido de la mano, como un niño
al que aún le cuesta caminar él solo.
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Hoy de pronto me vino a la memoria
la casa de mis tíos, los Correa,
de Cáceres, en un pequeño monte,
que todos conocemos por Sierrilla.
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La casa, sombreada de eucaliptus,
un porche, una cochera y un gran pozo,
eo… eo… gritábamos lo niños
esperando el regalo del fuerte eco.
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El huertino ya ha dado sus tomates
sus cebollas, sus ajos y pimientos,
perejil, quince kilos de patatas
y otros tantos, quizás, de berenjenas.
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Volvieron golondrinas a sus nidos,
los que hicieron un día en la cochera,
asoman los polluelos la cabeza
queriendo inquietos iniciar su vuelo.
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A cientos se contaban los gorriones
que dormían de noche en el rosal,
su concierto era aún más atronador
que el sonoro "Titan" de Gustav Mahler.
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el zumbido faltón de alguna abeja
una hamaca, una mesa y un botijo
y el calor del agosto cacereño.
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Colgándole un cigarro de sus labios,
tío Manolo, está medio dormido,
el gato Rascallú se despereza
y entre las piedras, un lagarto asoma.
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