Por cada tiempo perdido
los suspiros se hacen eternos.
Ahora la noche
canta con el crujir de fogatas
como bienvenida te siento día a día.
Oigo tus palabras de una manera especial,
con un candor
de alegría inolvidable,
y todo porque estás ahí.
Cuantas veces en mis sueños,
recorro el tren impresionante
de tus caricias y eso,
no tiene nada que ver con los demás,
es solo tuyo y mío.
Nada es verdad, sino aquello que amas.
Carlos Gargallo (c)
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