La cámara al hombro, la concisión y el salvajismo siguen la estela de la entrega anterior, que precisamente son los hechos diferenciales con otras propuestas del género, pero introduciendo diálogos y situaciones explicativas en mayor medida. Porque es el minimalismo, la ausencia de pedantería existencialista o aspiraciones pseudoartísticas y que vaya directamente al grano en la acción y la brutalidad lo que da a este serial de redivivos sus principales, quizá únicos, ganchos, que no son moco de pavo. Una recomendación: no se encariñen con ningún personaje que aquí no se salva ni el apuntador.
Puntuación @tomgut65: 6/10