Angela Merkel, visiblemente incómoda, respondió de la siguiente manera:
Porque este señor tiene toda mi confianza. Siguiente pregunta. Hale, despachado. A otra cosa, mariposa.
Y eso fue sólo lo que pasó aquel día, un día cualquiera.
En realidad, la penosa e internacional tradición política de tratar al pueblo como si fuera bobo no es culpa de la Merkel. El actual presidente español ni siquiera se ponía a tiro de los periodistas, dando muchas de sus conferencias de prensa a través de una pantalla, sin aceptar preguntas de ninguna clase. Muchos periodistas denunciaron esta farsa y dejaron de asistir; creo que yo también me negaría a dar pábulo a semejante indecencia. Aunque comprendo perfectamente que los periodistas tengan que dar de comer a sus hijos, me gusta cuando veo a uno como Rob Savelberg, que se la juega a hacer su trabajo.
Estas galletas de tinte político fueron el regalo de cumpleaños para Rob; un apasionado de su trabajo y la actualidad política, que me permitió divertirme a lo grande decorando Angelas para él y sus 39 años -que no 40-.
Quise retratar sus características manos en rombo.
Y también su famosa frase, Wir schaffen das. Podemos hacerlo; algo así como el yes, we can al estilo sajón.
En resumen, algunos momentos Merkel.
Quiero que estas galletas me sirvan hoy, además, para decir alto y claro a todos los políticos -en cualquier país, sea cual sea su nivel y estatus- que su trabajo exige honestidad. Honestidad y decencia, así de simple.
Porque los ciudadanos de a pie estamos hartos de que nos hagan pagar por sus errores -o su avaricia- y encima nos tomen por tontos.
Y porque, casi siempre, a los chorizos los acabamos pillando -aunque se escondan en Suiza o Panamá- y enviando al lugar que les corresponde, y no precisamente de vacaciones.
Avisados estáis.