Anécdotas; hoy va de parásitos.

Anécdotas para reírnos un poco.

¡¡¡¡¡Hola a todos!!!!! Hoy vengo con un post que había publicado hace unos cuatro años, pero en su día os había gustado mucho y me he animado a rescatarlo.

Hoy quería hacer una entrada con algo de humor para empezar bien la semana y se me ha ocurrido compartir un par de anécdotas que a mí, más que graciosas, me parecen asquerosas, pero en fin...allá van.

mandriles piojos


UNA DE PIOJOS.

Tengo que confesar que me pasé la infancia de mis hijos obsesionada con los piojos. Yo los tuve cuando era pequeña y me daban tal asco que no os lo imagináis. Me encantan todos los animales pero los parásitos me dan una cosa...ayyyyy.

Para evitar un posible contagio llevaba a mi hija a clase con unos trenzados imposibles porque leí una vez en una revista de bebés que cuanto más enrevesado sea el peinado más dificultamos la llegada del piojo al cuero cabelludo, que es su meta, así que trenzados complicados para evitar que el piojo cumpla su sueño.

Los gorros que usaban para el cole me los llevaba yo a casa, en la puerta del cole se los quitaba y me los llevaba para que no se los dejaran a nadie porque los malvados bichos podían anidar.

Tenían prohibido mis infelices hijos acercar las cabezas a los demás bajo pena de muerte y todo tipo de amenzas y me pasé la infancia lavándoles el pelo con champú antipiojos para prevenir hasta que me dijeron que era peor porque si los cogían no hacía efecto, y además me pasaba el día buscando liendres y mirándoles la cabeza, y según mi marido parecía una mamá mandril despiojando a sus monitos.

Y tuve suerte y nunca los pillaron, pasó infantil, primaria, la ESO, Bachillerato y todo genial, mis hijos nunca fueron unos piojosos.

Y en el primer año de carrera, cuando no pensaba ya en eso, mis hijos se fueron con el grupo de amigos comunes a un mercadillo navideño y se compraron unos gorros chulísimos, de animalitos.

Como ahora todos los móviles tiene cámara pues se sacaron muchas fotos y se intercambiaron los gorros unos con otros. Y en casa nosotros también nos los pusimos para hacer fotos navideñas, todo de lo más idílico.

Unos días después mi hija recibe un wasap de una amiga que le dice horrorizada que su sobrina pequeña ha cogido piojos y se los ha pegado, y parece que el contagio comenzó hace unos días.

Conclusión; toda la pandilla empiojada.

Lo peor fue que tuve que comprar el tratamiento para todos los de casa porque aunque a mí no me los llegué a ver estoy segura de que los tenía, es imposible que no los tuviera con el intercambio de gorros y lo que achucho a mis sufridos hijos.

No sabéis que ridículos estábamos con un gorro de ducha y un potingue que olía como los de mis años.

Y mi hija la vegana estaba enfadadísima porque estábamos matando los bichos, y recuerdo a mi marido insultando a las amigas piojosas y a mi hijo diciendo que vaya rollo y todo por culpa de las chicas porque él no quería un gorro de animal, que lo había liado la hermana.

Conclusión; las cosas hay que pasarlas en su momento, ya lo pensé con la varicela a los veintitantos y me reafirmo. Unos niños piojosos son lo más normal del mundo, unos universitarios piojosos...parecen otra cosa.

Y también hay garrapatas.

Ya sabéis que tengo unos cuantos animales, entre ellos gatos, y no sería raro que un gato cogiera garrapatas. Pues mis gatos no las han cogido nunca, he tenido suerte y además no salen a la calle así que nada, en casa garrapatas no.

Este verano hemos hecho algunas rutas de senderismo, de esas de subir picos imposibles y donde crees que vas a morir sin ayuda, de esas.

Recuerdo que en una de ellas habíamos visto ganado antes de empezar a subir y mi marido empezó a machacarme con las garrapatas. Empezó a ponerse paranóico y no nos dejaba tocar nada por si había garrapatas, y no tocamos nada aunque yo no le di importancia, lo hice por no aguantarle,jajaja.

Ese día llegamos a casa los cuatro ya cenados así que nos duchamos a mil por hora medio dormidos y vimos una peli.


El paisaje es espectacular, pero por pixelar la cara le he puesto una barriga muy rara a mi marido,jajajaja.

Y a la mañana siguiente mi hija(la maniática de la limpieza) se volvió a duchar y al echar el bodymilk vio algo negro en la pierna.

Cuando fuimos a mirar veo con horror que era una garrapata. No sabéis lo que costó sacarla con unas pinzas, más que nada por culpa del bodymilk que resbalaban las pinzas, las manos y todo.

Pero no queda ahí la cosa, a lo largo del día se descubrió como 15 y yo tenía más de 20. Mi marido y mi hijo, ni una, está claro que eran una panda de garrapatas machistas porque no me lo explico.

El caso es que mi hija y yo estuvimos dos días sin poder acercarnos a los gatos por si les pegábamos las garrapatas nosotras a ellos.

Además mi hija iba a ir a ver a una amiga que había adoptado una gata y quería enseñársela pero claro, no era plan así que llamó y en vez de dar una excusa dijo que no iba porque tenía garrapatas. Y lo peor es que la otra chica lo asumió como algo normal, como si le doliese la cabeza.

Mi hija, como siempre, se negaba a matarlas y pretendía echarlas por la ventana, y ganas de tirarla por la ventana a ella son las que nos daban a nosotros al verla histérica cuando yo las tiraba al water(no sabía como matarlas).

Lo bueno es que en un par de días y tras leer todo tipo de cosas en Internet porque de garrapatas no sabemos mucho, nos deshicimos completamente de todas, pero estuvimos revisando a los gatos por si acaso mucho tiempo, y me sentía fatal pensando que yo, ¡¡¡Yo!!!, podía pegarle garrapatas a mi gato preferido.

Conclusión; mi familia es como en la canción de Fran Perea, La vida al revés, somos nosotras las que podemos pegar garrapatas a los gatos, y encima garrapatas machistas.

Bueno, pues hasta aquí el post de hoy. Espero que os hayáis divertido, yo en el momento no me reí nada de nada porque además pueden contagiar muchas enfermedades, pero con el paso del tiempo empiezo a verle la gracia.

Por supuesto, la prohibición de intercambiar gorros ha vuelto, que levanté un poco la guardia y hubo empiojamiento general así que de nuevo hay que ponerse en plan dictador.
Y esta semana todo se ha endulzado con dos reseñas maravillosas que han hecho de mi novela.

La primera la ha hecho Luz, que tiene un blog maravilloso con unos looks totalmente inspiradores y que os recomiendo, sus fotos son muy bonitas y sus mascotas para morir de amor. Si os apetece leer su reseña podéis hacerlo aquí.

Y la otra me la ha hecho Mamen, que también tiene un blog estupendo, y muy variado, lo mismo nos pone un relato que una obra de teatro o una receta, y es adictivo. Si os apetece echar un vistazo a la reseña podéis hacerlo aquí.

Mil gracias por leerme y hasta mañana.

Y vosotros;¿Habéis tenido piojos, garrapatas o algo así?¿Los cogísteis de forma divertida?¿Os dan tanto asco como a mí?

Fuente: este post proviene de Pequeños trucos para sobrevivir a la crisis , donde puedes consultar el contenido original.
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