Anécdotas hospitalarias – Un viaje en ambulancia, el box sospechoso y la guiri.

Por el título parece el nombre de un capítulo de “La que se avecina” pero no, es de cosecha propia. Ya me gustaría poder decir que todo parecido con la realidad es mera coincidencia . Un viaje en ambulancia,el box sospechoso y la guiri , son las piezas fundamentales de una de mis múltiples anécdotas hospitalarias…y por eso quiero compartirla para que paséis un rato entretenido con una sonrisa en los labios.

Verano 2016

Era uno de esos días malos. Pero malos donde los halla…donde la cabeza pesa tanto que casi podía besarme las rodillas sin necesidad de agacharme. El dolor irradiaba ya todo mi cuerpo y empecé a arrasar con la caja de pastillas, pero ni por esas, el calor no ayudaba y  tras ver  como  rotaba la tierra ,me dio tiempo de contar todas las estrellas del firmamento hasta la llegada del amanecer…entonces se  marcó el 061. Mi cuerpo estaba rígido, ya no podía moverme. El dolor me provocó convulsiones e incluso las pupilas se me dilataron hasta su máxima capacidad. Escuchaba voces, pero no entendía…solo se que dos hombres de amarillo paseaban por mi salón hasta que sentí que uno me tocaba el brazo. Me hacía preguntas, por el tono de su voz, pero yo tan solo podía pronunciar la palabra “palexia” .supongo que intentando advertir de que me había tomado el doble de la dosis permitida…de ahí mi falta de locuacidad . Me subieron en una silla ortopédica y sentí como me arropaban con una manta que olía a lejía barata.

” Mi almohada…mi almohada…”

Eso pedía yo echa un 8 en la silla  mientras me sacaban del salón, y es que yo sin mi almohada de la infancia…no soy nadie. Me la coloracon en el cuello y echaron escaleras abajo conmigo..he de decir que  la silla canguro, como así la llaman en sanidad, es una  virguería y me vendría genial en más de una ocasión cuando tengo que bajar los 5 pisos de mi casa a pie. De hecho, me emocionó tanto dentro de mi momento trance que cada tramo de escalera que bajaba lo hacía acompañado de un “uooooooooooooooooooo”.

Sé que se reían, compulsi
vamente pero yo estaba ocupada en mi particular atracción de feria. Abajo ya en el portal,  me esperaba una camilla. Los hombres de amarillo los cuales apodé minions como no, me manipulaban como si fuera un trozo de carne de ternera a punto de cortar en bistecs mientras me subían a la ambulancia.

-Minion 1: ¿Sabes como te llamas?

Asiento como puedo, mi cuello no puede moverse…estoy completamente inmovilizada
con una especie de cinturones en la cabeza y pecho. Caray!! el techo se ilumina con unas luces azules led impresionantes…me encantan y me quedo embobada mirando cada rincón. Uno de los minions se sienta a mi lado  con una tablet en la mano.

-Minion 1: ¿Me puedes decir como te llamas ?

Lengua de trapo

Respondo como puedo y le explico mi historial mientras se me traba la lengua cada dos palabras. El chico pone especial atención cuando escucha Arnold Chiari. Me río para los adentros porque para afuera en ese momento mis músculos no podían ni elaborar una mínima sonrisa. Pero el espécimen amarillo teclea en la tablet mientras escucho arrancar el motor de la nave. Nunca había viajado en ambulancia y  el viaje prometía, pero en cuanto sentí el primer bache directamente en mis cervicales destrozadas, sabía que no iba a ser divertido. No había recorrido ni 500 metros cuando le dijo un minion a otro , por favor más despacio la paciente se desestabiliza. Fue un desastre…y me sentí morir en cada curva que cogía. Yo creí que sería divertido pero no. Aquello era como meterse en  el interior de una hormigonera con todos los huesos rotos.

Me  sedaron porque me era imposible soportarlo y una máquina no dejaba de pitar.

Cuando desperté, estaba en una camilla tapada hasta las cejas en el interior de un box de urgencias. Sola…más sola que la una. Miré a mi alrededor porque oía crujidos raros y una voz femenina extraña. Digo extraña porque aunque mi lucidez no era del  100% , todavía era capaz de distinguir  fenómenos paranormales.

Sin más siento como detrás de mi algo cae al suelo. El estruendo es importante y como puedo me giro. Una bombona de oxígeno  en el suelo es lo único que alcanzo a  ver. Entran varios sanitarios y me miran como si hubiera asesinado a alguien.

-Tranquila, no te muevas -grita un médico sosteniendo la cortina del box

Miro incrédula sin saber que decir, porque realmente ya estaba quieta y tranquila. Me siento como un cervatillo a punto de ser cazado. Pero un hombre a mi derecha y otro a mi izquierda, no me miran a mi,  miran el suelo caminando hacia la bombona que está detrás de mi cabeza. Observo mientras me pregunto si es que va a explotar en cualquier momento, no entiendo nada pero dado mi nivel de opiáceos en sangre es alto…lo pasaremos por alto. Debe de ser otra paranoia .

-Quieta!!!  O te ataremos otra vez!!

Empiezo a inquietarme porque esto parece más real de lo que yo quisiera. De nuevo esa voz femenina…ahora la siento más cerca que antes, habla inglés y está pidiendo  tabaco a alguien. Sin más otro zambombazo a mis espaldas y ya intento levantarme, el brazo de una chica me lo impide y solo mira el suelo.  Más gente se une a la fiesta, esta vez es el guardia de seguridad. Sin más me siento en movimiento, alguien arrastra mi camilla con velocidad y me sueltan en medio del pasillo. Aquí ya puedo ver la escena.

En el fondo del box hay una mujer rubia con muy poco pelo  en el suelo, está  completamente  desnuda y borracha. Está en cunclillas,  nerviosa y con la mirada desencajada, me recuerda muchísimo a Golum (el ser bipolar del Señor de los Anillos ) y no puedo dejar de mirarla.  Me llama la atención la zapatilla que tiene en las manos ¡ es mía!  La reducen entre 3 personas y se la llevan al box de al lado.

-Te ha hecho algo? – me pregunta una enfermera mientras me revisa el suero y las bolsas

-No lo sé…yo estoy bien, creo-respondo descolocada

-Menos mal. Al paciente de al lado le ha arrancado la vía -dice con la ceja levantada

Todavía tengo que dar gracias a los calmantes que me tenían en estado comatoso. De estar consciente y  ver a semejante personaje entrar en mi box me hubiera provocado un ictus.  Y no es lo peor, imaginar que ese personaje anduvo en mi box dios sabe cuanto tiempo y con qué fin, me pone los pelos como escarpias!!!



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Fuente: este post proviene de El Rincón de una Chiari, donde puedes consultar el contenido original.
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