fue cuando las ventanas
comenzaban a estar siempre abiertas
y la gente volvía a vestir con colores ácidos.
Los curas, tocaban las guitarras en misa,
y mi ciudad era abril todo el año.
Sonreían las chicas
con miradas nunca más escondidas
y los chicos comenzaron a usar zuecos
y pantalones de campana.
Si, la primera vez...
Entonces empecé a matarme lentamente
con el primer cigarrillo.
Carlos Gargallo (c)
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