Soy una luchadora de la simplicidad y desde hace años siento la necesidad de vivir con menos. Menos consumo y menos ruido mental. Comprendo que somos seres complejos pero aún así, sigo sin aceptar por qué los seres humanos complicamos voluntariamente nuestra existencia. Yo, la primera.
Por supuesto, la vida no es un viaje sin obstáculos. En ocasiones la complejidad sale a nuestro encuentro en el momento menos esperado colapsando todas nuestras estructuras. El devenir... eso que muchos llaman "destino" y que aún en la muy discutible hipóstesis de que ya esté escrito para vos, tenés la libertad de decidir cómo afrontar. Porque existe una forma de vivir frugal en el mundo material pero también en los vínculos que cultivamos y en los caminos que elegimos transitar.
Vivir con menos. Experimentar más.
Vivir con menos es una elección vital. Sin embargo, no significa que vayas a encontrarme en túnica naranja predicando el desapego en medio de mi ayuno de 40 días. ¡Para nada! El naranja no me favorece y el ayuno ni te cuento... Sí tengo un plan a largo plazo que incluye vivir en mi rancho, más conectada con el tiempo y los deseos reales que con el tiempo de las instituciones y las necesidades nacidas de la publicidad.
Vivir con menos no significa renunciar a disfrutar de comodidades sino elegir cuáles son las que nacen de nuestros deseos naturales y cuáles no. Esas que no aumentan nuestro bienestar sino nuestro ego. Si lo que necesitás es transporte, tus piernas, una bicileta y un auto que funcione cumple hermosamente con el propósito de movilizarte de una parte a otra. Ya el hecho de que "necesites" acceder a determinado calzado, modelo de bicicleta o marca de coche es discutible. Lo mismo respecto a tu teléfono móvil: ¿cuántas de las mil funcionalidades de tu Iphone usás realmente? ¿Podés afirmar sin que te tiemble la voz que lo compraste por su función y no por lo que significa? Sé que entendiste el punto.
Vivir con menos no significa renunciar a disfrutar.
Entender "el punto" no significa transformarte en una fundamentalista de la vida frugal a costo de tu bienestar físico o emocional. Por supuesto que no. De hecho, las renuncias que se sienten como un sacrificio hacen que sostener a largo plazo una vida más simple sea mas una "penitencia" que una recompensa. Vivir con menos no es una carrera de velocidad sino de fondo: hay cambios que se pueden realizar de forma inmediata y radical, de la misma forma que hay otros que requieren dar pequeños pasos.
En casa, hace años cambiamos las lámparas tradicionales por las de bajo consumo. Sigo extrañando la claridad de la luz incandescente, lo confieso. Todavía busco alternativas para tener la misma claridad de luz con lámparas de bajo consumo. Aunque hay una sensible diferencia entre las viejas lámparas y las actuales led... mi necesidad de luz sigue gritando más fuerte que mi consciencia ecológica,
Otros cambios fueron grandes alivios. Con el nacimiento de mi hijo, decidí organizar mis actividades cotidianas para poder ir caminado a cada una de ellas. Reduje el uso de químicos para la limpieza y no extraño para nada tener diez productos distintos para cada zona de la casa. Y desde hace años, realizamos la mayor parte de nuestras compras no en un supermercado sino en una "feria" donde el acceso a frutas, verduras, quesos y dulces sin conservantes hacen la diferencia.
¿Te cuento algunos cambios que podés realizar para vivir con menos y más simple?
5 formas de vivir con menos.
Mis sugerencias quizás sean más simples de escribir que de practicar. Más allá de tu deseo de vivir con menos como decisión, ya sea filosófica o por tus circunstancias, nada te conmina a aplicar todas las sugerencias a la vez o con la disciplina inquebrantable de un monje tibetano. Leé y elegí qué cambio podés realizar en tu vida cotidiana para priorizar tu bienestar.
1- Reducir tus compras.
Lo sabés, no todo lo que comprás es necesario. Siempre y cuando no se trate de productos de primera necesidad, antes de ceder a la tentación de comprar "algo" proponete que pasen 24hs para no dejarte ganar por el impulso. Si luego de 24hs, seguís sintiendo el mismo deseo de comprar, entonces podés darte el gusto.
2- Compra más en mercados y menos productos elaborados.
Esta sugerencia no solo va a mejorar tus finanzas personales sino tu salud. Si por tu trabajo o por el ritmo de tus actividades cotidianas te es imposible detenerte a cocinar, siempre cabe la posibilidad de que busques una persona de confianza que cocine para vos. Aunque no sería un cambio a nivel de ahorro familiar, sí significa un gran cambio en tu forma de alimentarte. Especialmente para quienes tenemos trabajos de 24hs (en nuestro propio proyecto) comer mejor y más simple es todo un desafío.
3- Cambia la forma de transportarte.
Aunque no puedas ir caminando a tu trabajo, podés buscar la forma de caminar más y usar menos el auto. ¿Pensaste en usar la bicicleta para los fines de semana? Pensá que podes vivir con menos y además, mejorar tu salud cardiovascular.
4- Reducí la cantidad de productos de limpieza químicos.
Todo aquello que se pueda sustituir por un agente de limpieza natural... es prescindible. Te juro que el bicarbonato es casi mágico. Pero, aún en el caso de que no tengas la paciencia o la posibilidad de preparar y usar productos naturales para limpiar y desodorizar tu casa, siempre podés elegir comprar el menos lesivo y usarlo con criterio.
5- Aprendé algo nuevo que pueda aplicar en tu casa.
No te digo que te anotes en un curso de cerrajería pero, hay habilidades que podés adquirir fácilmente para realizar pequeñas reparaciones sin contratar un profesional. Desde aprender a aplicarte la tintura de pelo vos misma -o dejar de usarla- a cambiar cerámicas rotas, hay una amplia variedad de posibilidades. ¡Y qué satisfacción poder hacerlo vos misma!
Vivir con menos, vivir más lento, priorizar las experiencias antes que el consumo. ¿Cuál es el cambio que podés aplicar hoy mismo en tu rutina familiar? Contámelo en los comentarios que seguramente puedo aprender de tus sugerencias.