5 CAPITULO

                                                   

                                                      V CAPITULO

Aunque no habìa pasado ni una semana sin ver a Benjamìn, de todos modos lo extrañaba. El enojo de Cristòbal lo hacìa peor, ya que su presencia se limitaba a un frìo saludo por las mañanas, al toparse aveces en la entrada del instituto. Tambièn la habìa privado de su compañìa a la hora del almuerzo. Esta situaciòn la tenìa intranquila, pero a la vez pensaba que era lo mejor. Hace rato que le daba vueltas en su mente a las insinuaciones de Benjamìn sobre las intenciones de su amigo. A Cristòbal, por otra parte, su autoimpuesta indiferencia lo estaba torturando. Deseaba correr a decirle a Valentina cuanta falta le hacìa, pero su dolido orgullo no lo dejaba. Fantaseaba que con esto de alguna manera estremeciera sus sentidos y le hiciera darse cuenta de que ella tambièn lo necesitaba. En vano, ya que, la ùnica distancia que la afectaba era la de Benjamìn. Habìan demasiadas interrogantes alrededor de sus constantes ausencias. Las màs recurrentes en su cabeza eran: ¿Lo hace para verse ante todos como un rebelde incorregible?, ¿Es realmente necesario que falte la mayor parte del tiempo?

Lo cierto es que Benjamìn estaba muy enfermo. Tenìa una complicada afecciòn al corazòn llamada: Fibrilaciòn Auricular, que es una alteraciòn del ritmo. El corazòn late de forma ràpida o desordenada provocando taquicardia, pesadez de cabeza, sensaciones visual o auditivas anormales, entre otras cosas.
Esta enfermedad habìa sido descubierta a los 12 años, cuando llegò a casa con fuertes dolores de cabeza y fiebre alta , tras practicar su deporte favorito, que en ese entonces era la nataciòn. Habìa estado batallando con esta enfermedad durante toda su juventud, lidiando entre un sin fin de estudios y diferentes diagnòsticos junto con costosos tratamientos basados en medicaciòn antiarrìtmica y anticoagulantes que hasta el momento no habìan controlado la enfermedad y no eran tolerados por el organismo de Benjamìn. Hace un par de años fue sometido a una cirugìa, pero èsta produjo ciertos riesgos e igualmente no garantizò èxito.
sus padres trataban de ser optimistas pese a que los doctores no se atrevìan a dar esperanzas de una mejor calidad de vida para Benjamìn. Las reiteradas ausencias eran parte de un tedioso tratamiento que habìa comenzado hace un par de años atràs, llamado Ablaciòn. Aunque este procedimiento basado en electricidad no eran tan invasivo, de todos modos lo obligaba a internarse por unos cuantos dìas debido al dolor y al agotamiento que causa. Su medico de cabecera no se convencìa aùn de abandonar el tratamiento. De ahì la prolongaciòn de èste.
Sus padres dispusieron de los mejores  maestros para su educaciòn en la comodidad de su hogar, aùn cuando los doctores le recomendaron a Benjamìn llevar una vida lo màs normal posible. Benjamìn estuvo dispuesto a adaptarse a las condiciones de sus padres solamente hasta la enseñanza bàsica. En la adolescencia supo imponerse. Bajo las protestas de su padre, cursò la enseñanza media de la forma tradicional. Nunca quiso ser diferente del resto. Hasta ahora nadie sabìa de su enfermedad. Lo peor que podrìa pasarle segùn su criterio, màs que llegar a morir, serìa que alguien se enterara de su condiciòn y lo viera con làstima. Tampoco quiso depender de los medios de su familia. Por lo mismo, se habìa encaminado en diferentes proyectos y trabajos con el fin de ahorrar y, cumplida la mayorìa de edad, independizarse. Meta que habìa logrado.
Vivìa en un condominio de departamentos de clase media y se sentìa satisfecho de sus pocas poseciones materiales, las cuales habìa conseguido debido a sus ganas de surgir por sì mismo. Se sentìa orgulloso de explicar, cada vez que alguien le preguntaba, que el mèrito era sòlo suyo.
De todas maneras no podìa mantenerse apartado del todo, por lo delicado de su salud, la preocupaciòn y los requerimientos sentimenatales de su madre. Se veia obligado a pasar tiempo en lo que fuera su antiguo hogar.
Alfonso, su padre, nunca habìa aprobado la conducta de su hijo. Estaba resuelto a hacerlo parte de su millonario consorcio y a que fuera tan exitoso como èl. Situaciòn de la que solìa jactarse a menudo y que Benjamìn creciò escuchando en las cenas con sus iguales y en conversaciones cotidianas. No le perdonaba a Benjamìn desligarse de su patrimonio. Sobretodo siendo hijo ùnico. No cejaría en su empeño por convertirlo en un hombre de prestigo, por màs que èste se resistiera.
Por otra parte su nombre y su suerte en la vida habìan requerido sacrificio. Como dejar de lado las cosas escenciales en su vida familiar. Proporcionando, en cambio, grandes carencias afectivas. Sì, se habìa perdido momentos cruciales en la vida de su hijo. Consciente de este hecho, es que estuvo dispuesto a financiar sus estudios. La culpa. A èsta debìa Benjamìn que su padre le permitiera cursar fotografìa. Ramo al que continuamente llamaba "Miserable pasatiempo" convencido de que, lejos de echar raìces en esto, sòlo era eso; Un pasatiempo inonfensivo.
Su madre, Estela, asumìa siempre una postura pasiva, sometièndose al caràcter de su dominante esposo, conformàndose a su voluntad y apoyando de manera silenciosa a su hijo, a quien tenìa como su poseciòn màs valiosa.
- No està funcionando, Estela. - Replicaba Alfonso- ¡Años! y los doctores no se atreven a darnos un diagnòstico diferente. Empiezo a cuestionarme el hecho de que esto se nos està yendo de las manos.
- No hables asì, por favor. Debemos continuar siendo optimistas, por nuestro hijo.
- ¿ Y acaso crees que no lo sè? pero el maldito optimismo no sirve de nada si no vemos resultados. Y  estoy hablando de resultados favorables. Estoy harto de las malas noticias.
- Lo ùnico que te pido es que no contagies al niño de tu actitud pesimista, no te atrevas a comentar de esto en su presencia como aquella vez. Esta vez no te lo voy a permitir.
- ¡Por Dios, mujer! Benjamìn ya no es un niño. Dime, ¿cuantas veces te he pedido que dejes de llamarlo asì? ¡Deja el sentimentalismo de lado por ùnica vez! es eso lo que nos tiene aùn aquì, estancados en esta ciudad de alternativas mediocres. Si fuera por mì, ya lo habrìa mandado a España. Ahora estarìa sano y preparado para asumir su rol.
- Nuevamente estàs culpàndome. te olvidas que la desiciòn ha sido de Benjamìn.
- Avalado por tì, claro.
- Si me vas a culpar de algo, que sea por respetar sus desiciones.
- ¡Al diablo el respeto! Es un Ferrer. Mi familia es fuerte como un roble. No podemos decir lo mismo de la tuya, querida.
Su suegro habìa muerto de un infarto hace unos años. Estela se levantò, decidida a retirarse.
- Eres un...
- ¿Què?, ¡Dilo! que increìble que despuès de todos estos años juntos aùn no toleres la sinceridad...
- Yo dirìa que llevo demasiados años toleràndola, lindo.
- Como sea. Mi hijo es un luchador. Y va a sobrevivir para ser un triunfador. Es todo.
- Algo me dice que esta reuniòn va a estar interesante... - Benjamìn alzaba la voz para hacerse notar-
Estaba parado en el umbral del recibidor. ninguno se habìa percatado de su presencia. Estela se apresurò en saludarlo:
- ¡Benji, hijo! - Lo abrazò- ¿Cuàndo llegaste de la clìnica y hace cuanto que estàs ahì parado?
- Veamos... La clìnica: El adorable paseo terminò hace un par de dìas. Y si lo que ud queria saber en realidad es cuanto alcancè a escuchar de lo que estaban hablando, le dirè que lo suficiente como para saltar de felicidad.
Sonriò, con su acostumbrado sonsonete de sarcasmo. Alfonso no mostraba ni una señal de remordimiento.
- ¿Donde està Francisco? - dijo por toda respuesta-
Francisco era el joven contratado por sus padres, asignado para traer a Benjamìn a casa de ellos cada vez que el tratamiento terminara. Benjamìn habìa formado una relaciòn especial con èl despuès de todo este tiempo. Se habìa convertido en el ùnico amigo confiable que tenìa.
- El Pancho se quedò ordenando el desastre en mi depar. ¿Por què?, ¿Querìan invitarlo a almorzar con nosotros?
lo preguntaba a propòsito. Sabía que su amistad con un empleado era otra de las cosas que su padre no aprobaba.
- Dèjate de sandeces. No le pago para que almuerce con nosotros ni para que holgazanee en tu departamento. Lo sabes bien.
Estela nerviosa, a fin de evitar una discusiòn màs, comenzò a gritar el nombre de la nana que pràcticamente lo habìa criado: Juanita, para que comenzara a servir el almuerzo.
En efecto el almuerzo estaba siendo toda una experiencia. A la mitad de èl, Valentina vino a su mente.
Que lejos estaba ella de conocer las verdaderas razones de su ausencia.

Cristòbal hubiera querido resistir màs en su empeño por ser indiferente. Pero ya, a mitad de la tarde estaba en casa de Valentina golpeando su puerta, con la esperanza de encontrarla a solas. Afortunadamente para èl, Macarena no se encontraba en esos momentos. Y es que finalmente se decidiò a contarle de sus sentimientos a Valentina. No podìa resistirlo màs, era como si un fuego quemara sus entrañas. Cuando ella lo vio, lo abrazò, contenta de que por fin pudieran limar asperezas.
- ¿Còmo estai?
- Bien...
Tragò saliva y respirò profundo para darse valor:
- De hecho eso es mentira. Desde que pasò todo ese asunto del parque y mi comportamiento de esa noche, no estoy bien. pero quiero que sepai que fue por una razòn.
- No importa, yo ya lo habìa olvidado. Es natural que nos haya pasado. Estàbamos tensos por tanta prueba junta, nos alteramos y dijimos cosas que no debimos decir. Asì que perdòname, ¿ya? ademàs...
- No, Vale, no. -La interrumpiò- Por favor, dèjame terminar. Necesito que me escuchis.
- Bueno, pero ¿Es necesario que estis tan serio?, Me estai asustando, ¿Què pasa?
Se levantò. Comenzò a pasearse por la sala hasta llegar al ventanal. Dàndole la espalda, murmurò:
- Lo que pasa es que... me gustai. Siempre me hai gustado, desde que èramos chicos.
Volteò, inmediatamente despuès de esa declaraciòn. Necesitaba ver la expresiòn en su rostro. Se habìa quedado helada. Lo ùnico que hacìa era repetir en su mente "Benjamìn tenìa razòn" confirmando al fin sus sospechas.
- Perdòname por ser un tonto, pero esa es la verdad.
Se acercò, para volver a sentarse a su lado.
- Bueno, - Continuò, ante el silencio inmutable de ella- gustar... es una palabra que no expresa lo que en verdad siento.
Tomò su mano y la sostuvo entre las suyas:
- La palabra amor, por otra parte, se acerca màs a lo que me pasa.
Valentina reaccionò, levantàndose. Cristòbal la siguiò en su movimiento, paràndose frente a ella.
- Lo que quiero decir es...
- Cris, para porfa. Estai confundido.
- No, màs bien enamorado.
- ¿Còmo podis decir eso? Ni siquiera me conocis.
- ¿Còmo podis decir tù que no te conozco? hemos sido amigos, ¿Què?, ¡desde siempre! te conozco mejor que a mì mismo. Sè lo que te hace llorar o reìr, lo que te molesta con cada gesto de tu cara. Sè lo que pensai aùn cuando no estai diciendo nada y en todo este tiempo no he dejado de sentir ni por un instante en mi corazòn, que fuiste mi primer amor cuando èramos unos pendejos y que vai a ser el ùltimo que tenga.
La tomò por los hombros, con suavidad:
- Eris la mujer màs maravillosa que he conocido. Y estoy enamorado de tì.
- No hagai esto, ¿ya? ¿Acaso no eris consciente de que podrìai estar arruinando una linda amistad?
- Bueno, ¡lo siento! pero yo no puedo conformarme sòlo con eso. ¿Y quièn dice que no podemos seguir siendo amigos? quizàs màs que antes. Mira, el tiempo te ha vuelto a traer a mi vida y aunque suene a novela cebolla, - sonriò-  eso debe ser por algo, ¿no creis?
Valentina no podìa aùn asimilar lo que estaba escuchando.
- Dame la oportunidad de hacerte feliz. -continuò- como merecis serlo.
Trataba de escoger las palabras adecuadas para no herirlo, pero no sabìa què decir, su mente estaba en blanco.
- Por favor, di algo.
- No sè què esperai que te diga.
- Di que sentis lo mismo. Por que sè que sentis algo por mì.
- Sì, y se llama cariño.
- No importa cuanto tardis en descubrir que es màs que eso. Soy paciente, voy a saber esperar.
Se encogiò de hombros, resignàndose a su reacciòn:
- Al menos ya no me voy a preguntar què habrìa pasado si...
Esta vez la abrazò. Valentina se lo permitiò porque, para ella ese abrazo era sòlo una forma de consolarlo. Luego, al quedar frente a frente, el espacio que los separaba comenzò a hacerse màs estrecho. Justo cuando iba a desprenderse, Macarena entraba a la casa.
- ¡Perdòn! ¿Interrumpo algo?
- No interrumpis nada. Cristòbal ya se iba.
La mirò, interrogàndola con los ojos. Lentamente comenzò a soltarla de sus brazos. saliò, ràpido, un tanto avergonzado, murmurando una despedida.
- ¿Què ondi? - le sonreìa, divertida- " 13 13" ¿ah? pensè que lo veìai como a un amigo nada màs, ¡cochina!
- Es mi amigo y nada màs.
- Sì, se notò clarito ... parece que èl no lo entiende asì.
- Sì, pues, justamente de eso se trata, de un malentendido que se va a aclarar. asì que no opinis de lo que no sabis.
- ¿Y tu rechazo hacia èl es porque te gusta el Benja? digo, como se han visto bien seguido ahora ùltimo... ¿O de nuevo me equivoco?
Pudo ver que Macarena estaba muy segura de lo que estaba preguntando, asì que no le dio espacio para dudas, lo negò rotundamente:
- ¡Obvio que estai equivocada! - mintiò- los rollos que te pasai..
- Bueno, no te pongai neura, era una pregunta nada màs. Entonces no te interesa para nada el Benja?
- No, nada.
- Ah, que bueno. Me interesaba que quedara claro porque a mì sì me gusta. Y no querìa empezar a jugármelas sabiendo que a tì te pasaban cosas con èl, osea ,nada que ver que las hermanas se hagan eso, ¿cierto?
Lo preguntaba porque en el fondo no le habìa creìdo una palabra a Valentina y le estaba lanzando dardos para que no se atreviera si quiera a pensar en la posibilidad de estar con él.

- En fin, es un alivio saber que no, porque ahora voy a hacer  que se fije en mì.

La verdad es que Macarena nunca le inspirò cercanìa como para compartir ese tipo de confesiones. De todas formas lamentò no ser sincera con ella. Sabìa que era muy testaruda y que , si se lo proponìa, podìa llegar a hacer que Benjamìn se enamorara de ella. Y contaba con las armas para hacerlo.
Imaginarlos juntos era como estar en la dimensiòn desconocida. Lo ùnico que podìa hacer era confiar en las palabras de Benjamìn de no creerse el tipo de nadie. Eso y que Macarena no fuese de su tipo.

 


 
¿Vulnera este post tus derechos? Pincha aquí.
Modificado:
¿Qué te ha parecido esta idea?

Recomendamos