Mudarse no es, no ha sido ni será nunca jamás fácil. En cada movida dejamos alma, vida y corazón.
Cuando finalmente nos acostumbramos, nos toca partir de nuevo.
Las mudanzas envejecen pero al año rejuvenecemos.
Llegar nunca es fácil, adaptarse depende de uno.
Los destinos pueden ser más o menos atractivos, nos toca a nosotros enamorarnos de ellos.
Mudándonos evitamos el aburrimiento.
Saber reinventarse es requisito indispensable de todo trotamundos.
Es vital nunca olvidar de dónde venimos.
Jamás sabemos dónde terminará la aventura.
La frase “mi vida… me ofrecieron…” pone los pelos de punta.
Nos cansa contar mil veces nuestro historial.
A las madres trotamundos nos aterra la idea de tener que irnos de un destino y dejar a una de las crías ahí.
Nos toca creer y confiar, a veces sin conocer.
Es normal que nuestros hijos no entiendan de fronteras.
Es bueno saber dónde volver si algo sale mal.
El valor agregado de una mudanza es irse de cada lugar dejando huella.
La mundanzas pueden crear adiccion, varios volveríamos a hacerlo de nuevo y hasta un poquito más.
Cecilia Barrero, alias Ce. Fanáticamente argentina pero con algo de mexicana, chapina, caribeña y brasilera en el alma; orgullosa mamá de una guerrera dominicana y una bomba mexicana; abogada por carrera pero sobretodo por inmensa pasión, escribe para mexperiencia sus reflexiones sobre sus 6 mudanzas internacionales. Si te ha gustado este post, sigue a Ce en su blog personal: NEXT STOP.
Fuente: este post proviene de mexperiencia, donde puedes consultar el contenido original.
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