The Mind's Eye, me duele la cabeza

Joe Begos, director de Almost Human -su debut como cineasta en 2013-, nos presenta The Minds Eye, su segundo trabajo. Un claro homenaje y, me gustaría decir contundente, a Scanners de David Cronenberg, un film de culto entre los aficionados al género de terror underground, del que Begos toma amplias referencias e influencias.

Begos ha tenido la suerte que sus dos trabajos hayan sido proyectados en el Festival de Sitges, en 2013 y 2015, respectivamente.

The Mind’s Eye supone un retorno al cine de terror de los ochenta, estética y argumentalmente. Aunque, un servidor no termina de ver algo demasiado destacable en dicha propuesta, se agradecen las buenas intenciones, aunque sea a medias.

En el año 1990, la telequinesis es cada vez más frecuente. El Dr. Slovak dirige una institución que pretende ayudar a las personas que, como Zack, deben aprender a convivir con este tipo de habilidad. Pero Zack no tardará en descubrir que el doctor tiene intenciones ocultas.

Diferenciada en dos tramos, el primero algo pausado, y el segundo algo más frenético y extralimitado, que cuenta con tres o cuatro secuencias en las que Begos abre las puertas de par en par al ultragore alemán. Desgraciadamente, esto ya no sorprende al público curtido en dicho género.


Aún así, me parece perfecto que Begos apueste por unos efectos clasistas, sin nada digital, aparentemente.
Sin embargo, su obsesión por iluminar el film como si fuese una historia de Creepshow -en tonos rojos, azules y verdes- me parece un craso error. Y más, en un producto que intenta mantener un tono realista dentro del fantástico argumento que propone el guión escrito por el propio Begos.

La sobreactuación de casi todos sus personajes en escenas alternas y la dudosa puesta en escena, da como resultado un producto tremendamente artificioso y poco creíble dentro del contexto que propone el film.


Los enfrentamientos son torpes y atropellados y el bajo presupuesto se nota en los decorados, además de ser incongruentes. ¿Como un centro de investigación telequinética puede estár en una casa normal y corriente?

Graham Skipper que ya ha trabajado con Begos en el debut del joven cineasta, protagoniza este segundo trabajo. La actuación de Skipper desprende cierto aire amateur por momentos, algo que se extiende a otros aspectos y personajes de la película.
Su interpretación no es especialmente creíble en los momentos sentimentales, pero tampoco lo es en los momentos en su personaje desata la ira y la rabia, momentos en los que se extralimita y excede demasiado en la gesticulación.

Estoy de acuerdo que la sobreactuación se daba demasiado a menudo entre los protagonistas de Scanners cuando tenían una batalla sensorial. Sin embargo, Skipper hace más cara de estreñido que no de esfuerzo telequinético.

Lauren Ashley Carter, que interpreta a la hija mayor en The Woman, aquí no exagera tanto su interpretación como lo hace su compañero de reparto, Skipper. Pero en algún diálogo se esfuerza demasiado en expresar esa rabia y termina sacando la quijada, quedando algo ridículo e igualmente sobreactuada.

John Speredakos que ha interpretado papeles secundarios en The House of the Devil y The Innkeepers, ambas de Ti West. Tiene aquí un mayor protagonismo en el papel de Mad Doctor bastante excéntrico en el tramo final de la película, también sobreactuado como su tocayo Skipper, y encima caracterizado como un ser casi sobrenatural.

La banda sonora compuesta por Steve Moore, compositor en films modernos de género como The Guest, V/H/S 2 o Cub, le debe muchas influencias a las mejores partituras de las películas de John Carpenter.

Los sintetizadores le dan un toque realmente ochentero al producto, lastima que otros aspectos técnicos (mencionados más arriba) enturbian tan buena y pegadiza composición músical.

Solamente la idea de rendir homenaje a una película underground, al menos para las nuevas generaciones, como es Scanners debería haberle valido un aplauso a Joe Begos.

Lástima que el resultado no está a la altura de las circunstancias. The Mind’s Eye es un tipo de película a la que cuesta encontrarle virtudes fuera del campo de los efectos especiales clasistas.

Es viable para ver sin demasiadas expectativas, quizás yo las llevaba un poco más altas de lo habitual, para acercarse a una película independiente de este tipo.

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