Austin Chapman
Durante toda su vida la música había sido un misterio, solo podía oír bajos zumbidos con la ayuda de sus viejos audífonos. Le sorprendía ver cómo la gente bailaba y cantaba en la pista de baile. También cuando alguien lloraba al escuchar una canción.
Hace casi cinco años que Austin introdujo en sus oídos unos audífonos de nueva tecnología y de color naranja, y su vida cambió para siempre, se obró el milagro. Sentado en el despacho del médico escuchó una mezcla de sonidos desagradables, como el zumbido del ordenador y del aire acondicionado o el sonido del teclado. Austin podía oír y el mundo de la música se abrió ante él.
Siempre se había preguntado cómo debía sonar la música de Mozart. Fueron sus amigos quienes le pusieron el Lacrimosa del compositor y pianista austriaco. Con lágrimas de alegría en sus mejillas lo comparó con ver un color por primera vez o también como la primera vez que besas a una chica.
Austin Chapman sabía que había un amplio universo musical por descubrir y pidió consejo en internet sobre la música que debía escuchar. ¡Recibió 14.000 respuestas! Decidió pues seguir el consejo de algunos y empezar por la música de los cincuenta y así seguir década a década.
Finalmente comenzó a escuchar melodías mucho más antiguas, como la de Guillaume de Machaut llamada Agnus Dei, del siglo XIV.
Hoy Austin Chapman es cineasta y se dedica a los cortometrajes. Escucha entre cuatro y cinco horas de música al día y puede oír cualquier composición. Eso sí, odia el country, dice ser muy depresivo.
El joven cineasta, Austin Chapman
Su obra favorita es Bohemian Rhapsody de Queen.
También le gusta la quinta sinfonía de Beethoven y Fly me to the moon del genial Frank Sinatra.
Curiosamente su sonido favorito es el silencio. ¿Increíble, verdad? Después de todo...