¿Habéis probado ya la versión de Netflixespañola? ¿No? Nosotros sí, de hecho creo que ya os lo contamos hace algunas semanas cuando os hablamos sobre el documental de Atari. Pasado este primer mes gratuito, decidimos hacernos la semana pasada una cuenta de varias pantallas, para no tener que estar pendientes de quien está utilizando la aplicación en esos momentos.
Una circunstancia que he aprovechado para comenzar a ver una de las series creadas de forma exclusiva para Netflix: Bojack Horseman
Bojack Horseman, una vieja leyenda de la televisión
He de confesar, que cuando terminé de ver el primer capítulo de la serie, pensé no ver ningún capítulo más, ya que esta no había estado a la altura de mis expectativas. A pesar de ello, decidí darle una segunda oportunidad, para ver si en el segundo o tercer capítulo la cosa mejoraba.
¿Mejora? La verdad es que sí, ya que a partir del segundo capítulo puedes conocer de manera mucho más profunda la desordenada vida de este caballo, que vive de la fama conseguida en los años 90 gracias a Retozando, una comedia familiar en la que se encargaba de criar a tres niños huérfanos.
¿Por qué ver Bojack Horseman?
Porque además de ser divertida, refleja muy bien, aunque sea con animales humanizados, la situación por la que han pasado cientos de actores que consiguieron un papel que los catapultó a la fama y de los que años después tan solo se acuerda un pequeño grupo de personas.