Amor entre cuerdas: Cap 5



Había un tomate gigante corriendo detrás de mí en lo que parecía ser un laberinto, yo corría desesperada pero por más que intentara correr más rápido mis piernas parecían ir en cámara lenta y poco a poco el tomate me ganaba terreno, al cruzar una esquina divise rápidamente una puerta, me devolví y tome el pasillo que daba a aquella dirección con el tomate a escasos metros de mí, podía sentirlo ya cerca.

Corrí desesperada con el corazón desbocado hasta la puerta y una vez que la abrí me precipite adentro cerrándola con la mayor brevedad que pude detrás de mí, mire la puerta despavorida con miedo de ser abierta por aquella monstruosa fruta y ser devorada en segundos, pero nada de eso paso, por el contrario solo comencé a oír a mi espalda murmullos y risas ,al entrar tan rápido a la habitación no me había percatado de donde me encontraba, me gire lentamente y pude ver lo que parecía ser un bar lleno de hombres que me miraban desde la comodidad de sus mesas, fumando cigarrillos y tomando tragos, Alan estaba en una de las mesas de adelante fumándose un puro con La bestia, aquel sujeto horrendo de la pelea, unas mesas más atrás estaba mi madre coqueteando con Esteban (El de archivos), en su mesa también estaba sentado el mesero del café al que fuimos el otro día, Lory estaba cómodamente en sus piernas sonriendo como tonta, yo estaba pasmada.

-Que hacen todos ustedes aquí?

Dije y parecí llamar la atención de todos, poco a poco comenzaron a subir los murmullos y la gente comenzó a señalarme y reírse de mí.

-Pero qué coño le pasa a todos?-

Grite más nervioso y entonces cuando me eche una mirada encima me di cuenta que estaba totalmente desnuda.

-Madre mía- dije muerta de la vergüenza mientras me cubría como podía con la cortina del escenario donde estaba parada.

En ese momento el escenario comenzó a crecer y a crecer y entonces todo comenzó a girar a mi alrededor y el escenario se volvió demasiado grande y yo demasiado pequeña y todos comenzaron a arrojarme tomates, eran realmente pesados se sentían como rocas contra mi piel pues eran inmensos y yo era tan pequeña, podía ver a la gente en sus mesas riendo y lanzándome más tomates ahogándome en una pasta roja, yo trate de esquivarlos pero corría muy lento y pronto fui arrastrada por un tomatazo que me dejo aplastada de largo a largo en el suelo. Había muerto por un tomate.

O eso creía yo, cuando abrí los ojos un montón de ojos me veían como si fuera la cosa más rara del mundo. Inmediatamente me cubrí el rosto mientras suplicaba que me dejaran en paz, entonces escuche la voz de Alan pidiéndole a todos que se alejaran unos pasos y me dejaran tomar aire.

-Avril te encuentras bien? Soy yo Alan, no voy a hacerte daño.

Poco a poco baje mis manos, y pude ver la preocupada mirada de Alan a escasos centímetros de mí.

-Puedes verme bien? . Dijo mientras movía una mano frente a mi cara.

Yo asentí con la cabeza y en ese momento exploto un dolor pulsante a un lado del rostro, me di cuenta que sentía la cara inflamada y no podía abrir completamente el ojo izquierdo.

-Haber, sigue con los ojos mis dedos.

Me dijo mientras movía su dedo índice de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo como si me echara la bendición.

-Bien, ahora intentare girarte lentamente el cuello, avísame por favor si sientes algún dolor o puntada.

Sentí sus manos a ambos extremos de mi cuello tomándome fijamente por los costados y la nuca y poco a poco comenzó a girarme la cabeza de un lado al otro lado pero yo no sentía nada allí, solo el dolor pulsante del rostro.

-Creo que no te has hecho tanto daño, ven incorpórate poco a poco.

Cuando estuve sentada en el ring caí en cuenta de donde me encontraba y entonces me acorde de la pelea y de cómo al parecer la flacuchenta tomatina me había nokeado. Ella me miraba del otro extremo del ring no parecía preocupada ni mucho menos, más bien parecía divertida mientras se quitaba los vendajes de la mano fingiendo inocencia.

Alan había hecho que los demás se esfumaran y pronto estuve en el ring a solas con él.

-Me has dado un susto de muerte- Me dijo mientras me colocaba una bolsa con hielo en el rostro.

Me queje al sentir el contacto pero luego el frio comenzó a calmar el dolor.

-Que te he dado un susto? Pues que mal que no te matado de un infarto. Estuve a punto de morir por tu culpa y tú me regañas porque te he asustado, que te den!.

Le grite molestísima y el pareció sorprendido por mi repentino arrebato, me vio con rostro serio pero luego poco a poco vi como estaba aguantando la risa y luego ya no pudo contenerla y comenzó a reírse.

-Te estas riendo de mí? Es lo único que me faltaba. Dije insultada pero el parecía cada vez más ahogado en su risa al punto que comenzó a negar con la cabeza pero sus carcajadas no dejaban salir sus palabras, sus rostro estaba volviéndose rojo y las lágrimas comenzaron a correrle por las mejillas.

Aquello era una estupidez, yo estaba allí medio invalida (ok tampoco) por su fabulosa idea y él se reía de mí. Le mire sin saber que decir y poco a poco mi enojo comenzó a irse tan rápido como había aparecido y no me di cuenta que ya estaba sonriendo y al poco tiempo riéndome también de algo que no terminaba de comprender. Lo golpe en el pecho sin mucho fuerza para que parara pero él se reía cada vez más fuerte.

Los sujetos del gimnasio volteaban para vernos pero yo solo lo señalaba a él y seguía riendo. Cuando nuestro ataque de risas paro ya estábamos rojos, me dolía la mandíbula y el estómago, y la punzada en la cabeza me había sacado lágrimas de dolor.

-Lo lamento Avril, pero es que llevas allí media hora desmayada y solo se te ocurre gritarme un montón de cosas en cuanto cobras el sentido.

-Y que querías? Un beso y un abrazo?

-Talvez. Dijo el pícaramente

-Mira a donde me ha llevado tu brillante idea, vamos ayúdame a levantarme y mirarme en un espejo, debo estar hecha un asco, como es que todo esto ha pasado?.

Bajamos del ring y Alan me ayudo a acercarme a los espejos de pared del gym.

Tenía el área adyacente al ojo izquierdo realmente inflamada, la ceja tenía un corte con sangre ya seca, sentí como poco a poco se me iba cerrando el ojo, a pesar de estar aplicándome hielo.

-Alan como se supone que voy a ir a trabajar con esta cara, me has visto?

-Claro que te he visto, no es nada para mañana ya estarás bien

-Que no es nada, pero acaso estas ciego?

El me alejo del espejo colocándome una mano en cada hombro y acercando su rostro al mío como si le hablara aun niño pequeño.

-Créeme no te has hecho daño, lamento mucho que todo esto haya pasado, realmente pensé que estarías lista.

Y aquello me dolió más que el maldito golpe, porque yo era del tipo de mujer que me creía lista desde que había nacido, y el hecho que él creyera justo lo contrario que afectaba muchísimo.

-Pues nada para la próxima lo hare mejor, me has desconcentrado con tu griterío.

-Con mi griterío?. Se señaló con un dedo, falsamente insultado.

-Sí, no parabas de decirme que hacer y qué no hacer, me has desconcentrado.

-A que la culpa ha sido mía?

-Y de quien más.- Le respondí decida mientras me alejaba a por mis cosas en los vestidores

Esa tarde Alan se ofreció a llevarme a casa pero Lory fue en mi rescate en cuanto le llame estando en el baño, no quería que Alan me viera así un minuto más de lo necesario y preferiría irme yo sola antes de pedirle a mi madre que pasara por mí.

Aquella noche mi amiga se quedó en mi casa, quería asegurarse que estaba bien aunque cuando comenzó a acomodarme la almohada y a ofrecerse a hacerme tés ya me estaba pensando la opción de mandarla de vuelta.

La mañana siguiente desperté sobresaltada con una lluvia dentro del apartamento. Me levante alarmada viendo como llovía dentro de mi habitación, me baje de la cama cubriéndome con la cobija mientras corrí a la cocina donde escuche a Lory gritar, había humo por todos lados y ella pegaba saltitos por lo frio del agua mientras apagaba todas las hornillas de la cocina.

-Lory que haces!.- Le grite para que me oyera bajo el escándalo que tenía armado, ella seguía agitando el aire con la tapa de alguna hoya que consiguió y una paleta de madera en su otra mano.

-Se me ha olvidado prender la campana en cuanto comencé a cocinar.-

Yo corrí al panel de control de la casa y en segundos el agua dejo de caer.

-Oh Avril lo lamento tanto, solo quería hacerte el desayuno.-

La pobre Lory se mordía el labio con pesar, unos huevos con tocinos nadaban en agua dentro de la sartén, ella camino unos pasos chancleteando como patito y se sentó vencida en una de las bancas de la cocina.

Respire hondo, a que dios había ofendido estos últimos días que todo me estaba pasando.

-Venga no es para tanto, llamare a los de limpieza y se encargaran de todo, vamos a cambiarnos e ir por un desayuno.

Eso pareció animarla y pronto estuvimos vestidas y listas para salir.

Aquella mañana el clima de la ciudad estaba hermoso, baje el techo del carro para disfrutar del sol, sabía que a Lory le encantaba, siempre me decía que se sentía como una diva de esas películas de Hollywood cuando íbamos en el auto descapotado. Sus tonterías me hacían reír.

Paramos a desayunar en el Café Monserrat, aquel sábado estaba bastante concurrido, los camareros se afanaban por atender a todos sus clientes, nos sentamos afuera en la terraza, lejos de todas las conversaciones, la vista daba al puente de San Marcos y debajo el correr de las aguas del majestuoso lago de la ciudad.

-Como sigues de tu ojo?- Me pregunto mientras picaba unas tostadas que nos acababan de traer

-Mejor, como ha dicho Alan hoy se ha bajado casi toda la inflamación, pero me ha quedado un hermoso morado, por eso me he puesto los lentes de sol.

-Pues nadie lo nota, estando aquí afuera con este sol pasas desapercibidas.

Ambas miramos el paisaje en silencio mientras tomábamos el desayuno, lo bueno de estar con mi amiga Lory era que no necesitábamos hablar todo el tiempo, siempre podíamos tener un momento de silencio perdidas en nuestros propios pensamientos sin sentirnos incomodas.

-Como van las cosas con Bob?- Pregunte de repente y por la cara que puso supe al instante que no debí preguntar.

-Como siempre, le he dado todas las señales de que las cosas no van bien, no sé si es que no las entiende o las ignora.

Suspiro cansada mientras se metía a la boca una gran cucharada de su crepe me imagino con la intención de evitar una más de mis preguntas.

-Por qué no salimos hoy por allí de compras, o a arreglarnos las uñas, que te parece? Un día para consentirnos.

Ella pareció iluminarse con la idea pero pronto su sonrisa se borró del rostro y trago de golpé.

-Lo lamento Avril será para otra oportunidad, había quedado con Bob en salir.

-Ah pero mira que lo tenías calladito! Entonces las cosas no pueden ir tan mal si van a salir juntos!

-Realmente no es lo que piensas, vamos a ir a un partido de béisbol de su hijo.

Dejo el cubierto a un lado del plato vencida por el desayuno.

Bob había tenido un hijo en su pasado matrimonio, por lo que no era raro que muchas veces mi amiga les acompañara en sus visitas paternas.

-Bueno creo que por esta vez Bob entendería que no fueras con él, al final es su hijo y no el tuyo.

Dije con toda mi buena intención pero de alguna manera mis palabras parecieron afectar a Lory, quien se disculpó diciendo que ya se le hacía tarde mientras tomaba su bolso apresurada y me lanzaba un beso en el aire.

Me quede allí un buen rato sentada, pensando en lo que había dicho y en lo que pudiera haber hecho molestar a Lory, muchas veces ella misma me había contado que no le gustaba aquellas visitas aunque le había agarrado cariño al niño le mostraba una parte de Bob cariñosa y atenta que no mostraba con ella. Es decir, sabía que Bob amaba a mi amiga y realmente se preocupaba por ella, pero de alguna forma era una persona totalmente animada y alegre cuando estaba con su hijo que no era cuando llegaba a casa con ella.

-Puedo sentarme aquí?- Una voz me saco de mis pensamientos, me enfoque en su sujeto que no espero por mi respuesta y se sentó frente a mi donde hace un momento había estado Lory.

-Óigame no le he dicho...- Entonces él se quitó los lentes y lo reconocí.

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