Amor entre cuerdas: Cap 4



Miraba con atención el extraño objeto de la mesa, tratando de descifrar que era y para que podría servir. Lory se me había acercado y parecía estar absorta mirando lo mismo, ella tomo el pequeño objeto y lo giro en sus manos intentando verle mejor.

-He conseguido un buen precio por este par de cojines y los ceniceros de aquella mesa. A que hacen juego?-

Por un momento me había olvidado de mamá, no habíamos tenido otra opción que llevarla con nosotros al mercadillo de ventas de 2da mano que se había creado en el vecindario de Lory, realmente era como una gran venta de garaje solo que en debe de venderse cosas de una sola casa, había objetos de todos los vecinos.

-No pensé que serias del tipo de mujeres que le gusta usar esas cosas Lory!-

Dijo mi mama levantando una ceja al darse cuenta del objeto que nos mantenía mudas ignorando sus comentarios.

-A que te refieres? Sabes qué es?- Pregunto mi amiga dándole un giro más al objeto como si buscara una etiqueta oculta con indicaciones que hubiera pasado desapercibida y mi madre la hubiera leído.

-Ya veo lo aburrida que son vuestras vidas! Por Dios es un Vibrador.- Dijo de lo más normal.

Ambas nos vimos con cara de asco e inmediatamente Lory soltó el objeto que cayo rebotando en la mesa.

-Pero qué...

Mi madre no paraba de reír viendo como Lory buscaba desesperada el antibacterial de su bolso. Yo seguía mirándole tratando descifrar como carrizos se usaría, no era como ningún otro que fuera visto anteriormente.

-Qué asco, es que ha caso no se dan cuenta que hay niños comprando con sus padres? Quien podría vender una cosa así...?

Y como mandada a llamar se nos acercó una mujer que pareció escucharnos.

-Parecen estar interesadas por el juguete sexual?-

Nos lanzó una risita de complicidad y le guiño un ojo a Lory.

-Como pueden vender algo de ese estilo?- Pregunte señalando el objeto.

-Oh alguien debió sacarlo de su caja, les puedo asegurar que está totalmente nuevo-

Las tres le miramos.

-Fue un regalo que me hicieron el cumpleaños pasado pero nunca lo llegue a utilizar, puedo hacerle un buen precio sí lo quiere-

Lory dejo de frotarse las manos en ese momento.

-Me ha mal interpretado, solo le he visto por qué me parecía extraño, no sabía que era.-

-Vamos Lory por que no lo compras seguramente te dará más placer que ese fofo de Bob-

Puse los ojos en blancos al oír aquellas palabras de mi mamá que sonreirá divertida como niño después de hacer una travesura, por su lado Lory tenía la cara roja de vergüenza.

-Gracias pero no lo llevare- Dijo mi amiga mirando a la vendedora e ignorando a mi madre e inmediatamente se fue a otra mesa supongo que en busca de algún jarrón lo suficientemente grande donde pudiera meter la cabeza o algún pisa papeles con el que pudiera golpear a mamá.

-Te has pasado de la raya- Le susurre entre dientes mientras disimulaba estar interesada en una lámpara de lava.

-Ba! Para nadie es un secreto que ese hombre es aburridísimo! Un funeral tiene más gracia que el!-

-Basta mamá compórtate de una vez, sino...-

-Si no que? Me mandas de vuelta a esa jaula que llaman hotel! O me abandonas porque creo que eso ya lo has hecho!-

-No empieces- Le regañe pero ella me ignoro y siguió parloteando.

-Ni siquiera has visto los cojines que he comprado, son parecidos a los del sofá de tu casa, claro mucho más elegantes por que de sobra sabes que yo tengo un estilo más glamuroso, ahora que lo pienso si me metiera a diseñadora seguramente sería tu principal competencia...-

Después de la segunda frase dejé de escucharla, en cambio me entretuve con unos guantes de boxeo que había descubierto un par de mesas lejanas, me acerque para verlos mejor eran rosados y blancos y en los puños llevaban escrito KISS-ME! lo que me pareció bastante divertido. –A ver si mi madre quisiera un besito de estos guantes- Pensé sonriente mientras me los probaba.

Al final los termine comprando junto a una revistera y unos cuantos adornos de cristal.

Gracias al cielo al salir de la venta mi madre había recibido una llamada una conocida en la ciudad, con la cual quedo en verse, así que nos libramos de ella el resto de la tarde. Lory y yo nos fuimos en cambio al café que frecuentábamos a charlar un rato.

-Tu madre está loca!-

-Lo sé ni me lo digas- respondí cansada.- Lamento lo que te dijo-

-No es tu culpa, tampoco estaba muy lejos de la verdad-

Le miré ella tenía los ojos puestos en el café que revolvía.

-Lory...- Dije pero ella me interrumpió.

-Pensé que cambiaría Avril, que con el tiempo las cosas serían más fáciles pero todo parece complicarse más, ya ni siquiera me mira de esa manera-

-Que quieres decir? Ya ustedes no tienen... intimidad?-

Ella negó con la cabeza desalentada.

-Venga Lory pero talvez tenga mucho stress en el trabajo, o se sienta inseguro por que ha subido unos kilitos, debe haber una explicación -

En ese momento un camarero llego con mi fraps y la bolsita de azúcar extra que había pedido Lory, este la miro por unos segundos sonriente y mi amiga le devolvió la sonrisa, al alejarse de la mesa no los comimos con la vista y solo después de desaparecer detrás de la barra fue que volvimos a nuestra conversación.

-Pero que es lo que visto pasada!- Le pellizque en broma en la brazo.

Ella rio y por un rato comentamos lo bueno que estaba el sujeto.

-Tú tienes un boxeador de lo más guapo no puedo quedarme yo con el camarero?- Me pregunto fingiendo estar insultada.

-Alan no es nada mío-

-Pero no es por falta de ganas! Si esta para comérselo con brownie y helado-

-Lory pero que te ha picado hoy?- Ambas nos reímos hasta que nos dolieron las mejillas.

La vez siguiente que fui al gimnasio lleve los guantes que había comprado en reventa para enseñárselos a Alan.

-A que están monos?-

El los miro y sonrió cuando leyó las letras en el borde.

-Si querías un beso solo tenías que pedírmelo, venga que no necesitas grabar unos guantes para ello-

Yo lo golpee con cariño en la costillo y el fingió que le dolía.

-Basta de juegos hoy es un día muy importante- Se había puesto serio pero yo no estaba muy segura pues veía una sonrisa oculta en su mirada.

-Que sepa no cumplo años hoy!-

-Pues no, pero hoy será el día que te estrenes en el cuadrilátero- Diciendo esto se subió al ring que había estado a su espalda y sostuvo la segunda cuerda en espera que le acompañara.

-De que hablas?-

-Que hoy tendrás tu prueba de fuego?

-Prueba de fuego?- Le mire como bicho raro

-Sí, sube y te explico-

Mi subida no fue la más glamorosa, pues es bastante complicado hacerlo por primera vez, me enrede un poco con las cuerdas pero termine entrando.

-Qué bueno que has traído tus propios guantes así los estrenas para tu primera pelea de verdad a verdad.-

Le mire sonriente pensando que era una broma pero en cuanto vi su cara supe que hablaba en serio. En ese momento a su espalda se subió en la otra esquina del ring la muchacha delgada que había conocido el primer día en los vestidores, llevaba los guantes puestos.

-Pero Alan... no... no, no, no, te has vuelto loco? Si apenas tienes una semana dándome clases, quieres que me partan esta perfil griego que tengo?- Le dije indignada señalándome la nariz. Yo estaba cada segundo más horrorizada y el más divertido, sin decir palabras comenzó a colocarme y ajustarme los guantes

-Estarás bien digamos que es una práctica, es más divertido pelear con un blanco que se mueve que con uno estático-

-Basta Alan para ya de hacer esto- Pero el continuo ajustando las trenzas de los guantes.

-Solo debes recordar todo lo que te he dicho y cuidar esa hermosa nariz- Dijo colocándome pellizcándome suavemente la punta de la nariz.

-Pero si ella es una profesional...-

El termino con mi segundo guante coloco ambas manos en mis hombros.

-Avril tranquila solo estamos practicando, yo me quedare aquí arriba con ustedes, solo intenta golpearla y evita que te golpe, así de simple-

Y así me empujó hacia delante quedando cara a cara con la "cabello rebelde" que tenía cara de pocos amigos.

Los chicos del gimnasio se fueron acercando al cuadrilátero divertidos de poder ver finalmente una pelea entre chicas.

Créanme, intente bajarme corriendo del ring varias veces pero Alan adivinando mis intenciones no me perdía de vista con aquellos ojos de halcón. Lo odie por un momento en silencio pero pronto tuve que dejar de mirarle cuando la loca se me vino encima

Y donde estaba las presentaciones y los golpes de puñito ante de toda pelea?, esta mujer me quería desbaratar de una, si hasta tenía una sonrisa disimulada en los labios.

Debo admitir que aquel puño por poco no lo esquivo, la flaquita era bastante rápida y con su cara de yo no fui despistaba a cualquiera,- Venga Avril que tú puedes- Me dije mientras sentía las pierna inestables, comencé a dar círculos lejos de la chica evitando que se me acercara. Hacía muchos años cuando practicaba karate estas cosas las hacia a diario, nos colocaban en pareja para practicar mejor pero yo llevaba para entonces muchos meses practicando y colocándome en forma, ahora solo tenía una semana de clases y no estaba en las mejores condiciones ni físicas ni mentales para hacer el ridículo.

-Si tan solo Alan y todos los demás nos estuvieran viendo...- Pensé y en ese momento tuve que subir el puño para esquivar otro golpe, ese si me dolió.

-Vamos Avril concéntrate- Me grito Alan.

Y tuve que hacerlo porque a partir de allí esa mujer se volvió loca y en busca de la aprobación de nuestro monumental entrenador no me dio ni un respiro.

Di un par de vueltas más pero cuando sentí las cuerdas en mi espalda supe que me había finalmente arrinconado, ya no tenía escapatoria o me defendía o bajaría de allí bañada en sangre.-Ok, talvez exagero un poco-

Uno dos, tres golpes que logre bloquear con la guardia arriba, pero después supe que iría por un golpe bajo porque no le daba acceso, así que puse el abdomen lo más duro que pude y recibí el golpe, si no me fuera preparado seguramente me fuera sacado el aire, pero aguante y mis manos automáticas aprovecharon el momento para lanzarle un puño directo a su nariz. Y la golpee!, le di más duro de lo que habría querido y me mire la mano como si no supiera quien le había dado la orden. La chica también pareció sorprendida de que le fuera golpeado, un hilito de sangre comenzó a bajarle de una de sus fosas nasales y entonces su expresión cambio. Había algo rarito en su mirada.

Se limpió el rostro con el dorso del brazo y comenzó su venganza. Un demonio de Tasmania fuera sido más pasivo que esa loca, quien comenzó a lanzarme ganchos y puños en toda dirección, esquive lo que pude pero también recibí una buena cantidad.

Los hombres en el borde del ring parecían estar disfrutando bastante del espectáculo y Alan intervenía solo cuando veía que estaba a punto de asesinarme. –Muchas gracias por nada Alan- pero enseguida me recuperaba daba la señal para que continuáramos.

Debo admitir que después del puñetazo que le di a la flaca todo lo que siguió fue defensa, esa mujer no me daba ni un respiro, mi cerebro trabajaba a una velocidad vertiginosa intentado bloquear cuanto puño veía, retrocedía, y giraba, evitando sus golpes, me sentí como la Mayweather de aquella pelea, solo que no había jab por mi lado que acertaran.

-Pelea Avril, ataca, que esperas?- Me gritaba Alan de algún lado muy lejano pero yo tenía bastante con cubrirme, me provocaba darme la vuelta y cuadrarle mi mejor puño a su perfecta cara a ver si no le parecía bastante chistoso mi ataque.

-Sube ese codo, corrige la posición de tus piernas- Me estaba volviendo loca, no me dejaba concentrarme.

-Avril, sube ese puño, cubre tu izquierda, no dejes que se te acerque, salte de esa esquina, deja de dar tantas vueltas, a donde crees que vas?...-

Los chicos reían y comentaban por lo bajo. Mi odio estaba creciendo en silencio, es que acaso no veía que ya me iba lo suficientemente mal como para gritarme lo que tenía que hacer?, y justo en ese momento mientras le lanzaba una mirada de odio mi contrincante aprovecho mi descuido para lanzar un puño directo a la cara. Y entonces todo se volvió oscuridad.
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