Amor entre cuerdas: Cap 3



Por cosas del destino la mañana siguiente me llamaron de la oficina, necesitaba firmar unos papeles para autorizar al servicio de plomeros romper unas paredes.

Y así fue como me encontré preparándome entusiasmadas el bolso del gym por si acaso. Cuando llegue a la oficina casi me muero, había un inmenso hueco en la pared de la recepción donde alguna vez había estado el nombre de la compañía en increíbles letras doradas, el suelo estaba vuelto un desastre, había tierra y pedazos de pared por doquier, aunque habían recogido la mayoría del mobiliario para que no se terminaran de dañar, aun quedaban la inmensa mesa de recepción empotrada con cristal que tanto temía terminara como la pared.

Estaba acostumbrada a ver localidades así, mi trabajo era volver lugares miserables y sin estilos en lugares realmente asombrosos, pero aquello no era ninguna obra ni remodelación aquello era un desastre, una locura, firme lo más rápido que pude los papeles, aun no habían dado con el problema y lo peor es que seguirían rompiendo hasta encontrar la tubería rota, por lo cual adiós a mi esperanza de tener ese día la oficina operativa.

Ya con dolor de cabeza salí pintada de allí, necesitaba aire, y así caminando me encontré yendo directamente al gimnasio.

-Caramba pero no te ha gustado nada la cosa no?-

La recepcionista del día anterior no estaba en su puesto, así que entre y no la vi, antes de llegar a los vestidores alguien me silbo, cuando voltee me di cuenta que era Alan desde lo alto del cuadrilátero, estaba apoyado de la cuerdas con aquella sonrisa que derretía a cualquiera.

-Así que has vuelto? Eres más dura de lo que pensaba.-

-Ya ves- le dije devolviéndole la sonrisa.

-Bonito traje.- Me dijo mientras se abría paso entre las cuerdas y bajaba al suelo a mi encuentro.

Por alguna razón me sonroje, -venga que no es la primera vez que me lanzan un piropo.-

-Iré a cambiarme.- Dije sin saber que más decir y así me fui a cambiar casi corriendo.

Para mi tristeza cuando salí Alan no estaba por ningún lugar, -y ahora que haría?- , pues algo tendría que hacer, no podía quedarme todo el día parada allí, así que comencé a hacer los ejercicios de estiramiento que poco a poco comencé a recordar de cuando realizaba Karate, mientras más me concentraba más me recordaba, al principio uno que otro me vio raro pero nadie me dijo nada. Cuando ya no recordé ninguno más me dispuse a hacer los ejercicios que el día anterior había realizado con Alan, los abdominales, saltar la cuerda. Pero cuando llegue al momento de golpear el saco me sentía estúpida.

Qué demonios hacia allí perdiendo el tiempo, en debe de estar en un gimnasio de verdad corriendo en la cinta o haciendo algo real para bajar esos kilitos de más, bien tome mi toalla y me fui directo al vestidor, había unas cuantas mujeres duchándose, me dio una pena terrible pero me les uní en la última regadera pues no saldría de allí sudada nuevamente.

Cuando me iba lo vi, Alan estaba entrenando a la muchacha delgada que había visto la mañana anterior en el vestidor. Le corregía la postura mientras ella lanzaba golpes al aire. Aquella imagen fue como una picada en el cuerpo, retire la vista por que estaba molesta, en ese momento mi cabeza se burlo de mí.

-Pero mira quien esta celosa- No estoy celosa, dije furiosa para mí misma, mientras aceleraba el paso hacia la puerta, -Que diablos me importa a quien coño entrene?, además ese es su trabajo, es entrenador no?, debe trabajar para pagar las deudas. –Pero necesita tocarla como lo hace?, acaso lo hace con todas?, pero que tontas has sido pensando que contigo ha sido diferente.-Joder ya basta, pero que pesada eres mente! Metí mi mano buscando la tarjeta electrónica para salir mientras intentaba no se salieran todas las demás cosas de la cartera. Y así mientras peleaba conmigo misma y con mi cartera no me di cuenta cuando choque con un joven que entraba en ese momento.

Todo el contenido de mi cartera salió disparado por el suelo de la entrada. El hombre con el que me tropecé se disculpo, yo le pedí disculpa a la vez mientras me agachaba y me ponía a recoger cuanta cosa estuviera regada en el suelo.

-Pero qué demonios haces aquí?, te he pedido una semana.

Su voz familiar me hizo ver al lado contrario de la recepción donde vi a Alan hablando molesto con un sujeto.

-Pues lo lamento Alan no es el tiempo que tú quieras, ya te lo he dicho, quieren el dinero de inmediato ni un día mas. Lo has conseguido?.

Alan respiro ruidosamente se paso una mano sobre el cabello despeinado y luego puso ambas manos en su cintura.

-No, claro que no lo he conseguido, solo necesito unos días, el viernes tengo una pelea y con ella lograre conseguir el dinero.

-Te he dicho que ya no hay tiempo Alan, lo lamento pero me han enviado a cobrar, ya no hay nada más que pueda decirles para convencerle, o me das el dinero hoy o... o lo lamento amigo pero tendrás que entregarme las llaves ahora mismo.

-Oye solo son 3 días, si tanto ya han esperado...

Diego lo miro mientras negaba con la cabeza.

-Por lo mismo me han dejado claro que no esperaran ni un día más.

-Malditasea. -Gruño Alan y golpe con fuerza el mostrador de la recepción que casi me hizo saltar del susto, dio una vuelta mientras estiraba los hombros como tratando de conseguir una solución en el aire.

Yo estaba absorta en la conversación tanto que me di cuenta que me veía como tonta allí agachada con artículos personales aun en el suelo frente a mí, con rapidez lance el último labial y tarjeta en mi cartera y me levante.

Alan estaba en problemas, sabía que debía dinero, supuse aquel sujeto era quien venía a cobrar la hipoteca, debía de deber lo suficiente como para haber acabado los plazos, recordé la hoja el dia anterior de pagos vencidos y como él la había arrojado al fondo de su casillero supongo con la esperanza de que el problema se perdiera también con ella, de repente algo en mi quiso ayudarle.

Alan desapareció un instante al segundo piso sin antes no pedirle al sujeto llamado Diego que por favor no se moviera, que subiría a hacer un par de llamadas.

Diego estuvo a punto de responderle pero a último momento cerro la boca e hizo un gesto de asentimiento.

Me acerque al sujeto y antes de que supiera lo que estaba haciendo le pregunte:

-Cuanto le debe?

El me miro como si le estuviera pidiendo la hora en chino.

-Perdone? Quien es usted?

-Acaso eso importa? Dígame cuanto?

El siguió observándome como sin saber si tomarme o no en serio, miro a donde había desaparecido hace un minuto Alan y luego me volvió a ver, me observo de pies a cabeza rápidamente y supo que por mi costosa ropa y mi porte no era cualquier loca.

-Mucho señora, no debería meterse usted en estos asuntos.

-Yo me meto en lo que me da la gana, dime si te doy el dinero ahora mismo le dejas en paz?

El aun trataba de descifrar si tomar o no mi oferta.

-Acaso eres su nueva novia?

-Novia, amante, socia... y qué demonios te importa a ti, dime cuanto, lo pago, me das el recibo y te largas.

-Soy un cobrador, eso es lo que hago cobro y me largo.

-Bien-

-Bien-

Y así fue como me había metido en aquel problema que no era mío, los últimos minutos fueron como si los viera desde dentro de un cuerpo extraño, el había mencionado la suma, era mucho más de lo que pensé, pero no era un problema para mi, saque mi chequera y a los minutos sin mas vi como el sujeto salió del gimnasio con mi cheque en la mano y feliz de haberse librado del problema con un boxeador.

Justo en ese momento Alan apareció nuevamente por las escaleras del segundo piso, primero me vio a mí y luego observo toda la recepción, vi en su cara la angustia cuando no encontró al cobrador.

Me le acerque para ahorrarle el sufrimiento y le tendí el recibo de pago.

-Discúlpame pero estoy ahora mismo ocupado...

Me aparto suavemente a un lado, dio unos pasos y luego se devolvió para preguntar.

-No viste a un sujeto aquí que llevaba traje, lo deje hace unos minutos justo allí donde estas paradas-

-Si lo he visto, ya se ha ido.

El me miro con desesperación.

-No...no, yo solo le pedí unos minutos, venga que le inventaría cualquier cosa... no debe estar muy lejos... se fue hace poco verdad?.

Me dijo ya precipitándose a la entrada, antes que pudiera salir me apresure y le bloquee el paso.

-Alan me das un segundo.-

-Perdóname, pero debes quitarte del medio debo alcanzar a ese sujeto antes que...-

Ya me estaba tomando de los hombros para apartarme así que le estampe el papel en el pecho.

-Te ha dejado esto.-

Por un segundo el pareció desconcertado, me miro como tratando de entender a que me refería, luego vio el papel en su pecho

-Léelo-

Le dije y el así lo hizo.

-Pero... que es esto?.- Me miro a los ojos en espera de una respuesta.

-Eso- Dije- Eso son unos cuantos meses de entrenamiento personalizado.-

Había dejado a Alan con el papel y la confusión, me había ido antes que me pidiera explicaciones o aun peor que rechazara mi ayuda. Ya luego lo vería nuevamente en el gimnasio y hablaríamos, porque obviamente volvería, pensaba cobrar cada uno de los centavos que había pagado para salvarle el pellejo aunque fuera en estúpidas clases de boxeo que no necesitaba.

El día siguiente no pude ir al gimnasio mi mama había llegado a la ciudad en una de sus tan inesperadas visitas, por lo cual se me fue el día buscándola y poniéndola cómoda en un hotel debido a que ella detestaba quedarse en mi casa cuando venia.

Habíamos llegado a ese acuerdo desde hace un tiempo, ella había comenzado a criticar cuanta mínimo cosa o situación se le presentaba al frente, criticaba mis sillones, mis cuadros de artes, odia mis escaleras tan largas y mis pisos tan resbaladizos, según ella quería asesinarla, el colchón del cuarto de huéspedes aunque no tenía más de un año era un tormento para su columna y hasta el agua del chorro le sabia insípida-Insípida! Como si el agua supiera a algo- la verdad es que había llegado a mi limite y mas siendo una diseñadora de interiores no podía soportar a mamá con sus críticas a todo lo mío, sabía que en el fondo su odio repentino a mi casa era por el simple hecho de que me había mudado sola, lejos de ella, al otro lado del país porque simplemente ya no la soportaba, papa la había dejado por lo mismo, mi hermano mayor fue el segundo en huir de casa y simplemente yo no lo pude soportar mas, así que también me fui.

Por alguna razón, supongo que por ser la última, mi mama cada vez que venía me lo recordaba de la peor manera, a veces pensaba que solo la quería porque era mi madre.

Cuando finalmente convencí a mama que el 5to hotel que visitamos era perfecto para ella ya era la hora de la cena, así que me hizo acompañarle al restaurante y luego de una cena tensa finalmente me dejo libre sin antes no armarme un monologo de su soledad y de cómo su familia la habíamos abandonado. Dios mío creo que nunca había contado y respirado tanto en mi vida, mi mamá era experta para volver cualquier cosa en un drama y un evento digno de telenovela por lo que cuando finalmente la deje en el Lobby del hotel admito que casi corro al estacionamiento.

El jueves mamá me despertó llamándome a las 4 am.

-Avril te llamo para informarte que hoy pasaré el día en el spa con mi amiga Betty, te acuerdas de Betty la mama del apuesto Jhon el que tanto te gustaba en la secundaria?, a que si lo recuerdas?.

Con medio ojo abierto y otro cerrado, no podía creer que estuviera teniendo esa conversación en ese momento.

-Mamá de verdad me estas llamando a esta hora para decirme eso?

Un silencio al otro lado del teléfono.

-Nunca quieres que te llame, sea temprano o tarde, siempre te molesta, yo solo quería avisarte temprano para que no perdieras tu día y pudieras agendar nuevamente tus actividades, pero ya ves que mal agradecida eres, eres igual a tu padre egoísta...

Y allí fue cuando le colgué, ella intento llamarme un par de veces más hasta que desconecte el teléfono. Estaba acostumbrada a hacerlo cuando empezaba con sus melodramas y yo no estaba dispuesta a escucharle.

Por más que intente recobrar el sueño no pude, -Gracias mamá- pensé con amargura cuando finalmente salí de la cama y me metí al baño a darme una ducha. Intente aprovechar la mañana, desayune, lave la ropa que tenia sucia, cuando termine aun eran las 7 de la mañana, afuera lloviznaba por lo que una caminata no era una opción, si saber que mas hacer fui por mi ropa deportiva y conduci directo al gimnasio, sabia que unas cuantas horas de ejercicio podrían aplacar mi estado de ánimo.

Cuando llegue al gimnasio estaba cerrado, primero temí que el cobrador me fuera estafado y finalmente fuera regresado después para cerrar el local, pero antes de que me diera tiempo de angústiame Alan apareció en la esquina con un par de café en las manos.

Se dio cuenta de mi presencia poco después, yo le sonreí pero el parecía molesto en cuanto me vio. Eso no era bueno, el apresuro el paso y en poco tiempo estaba frente de la puerta conmigo.

-Debemos hablar, pero lo haremos adentro, ven ayúdame a sacar las llaves de mi bolsillo.-

El señalaba los bolsillos delanteros de sus jeans, llevaba ambas manos ocupadas con los cafés, nos mojábamos y yo no hacia lo que él me pedía, me sentiría demasiado extraña metiéndole mano a su ropa así que en debe de ello tome un café para liberar su mano derecha y así el pudiera abrir él mismo la puerta.

-Entra, hablaremos adentro.-

Cuando entramos todas las luces estaban apagadas, el me guio a oscuras por la recepción hasta las escaleras del segundo piso, arriba el lugar era totalmente diferente a lo que me había imaginado, una habitación como especie de sala de estar que daba a una cocina abierta, me hicieron sentir como si estuviera entrando en un mundo paralelo a través de una puerta.

-Vives aquí?- Pregunte mientras me quitaba el sueter debido a que adentro hacia calor.

Alan no respondió de inmediato, dejo las llaves en el tope de la cocina y fue directo al refrigerador en busca de leche y cereal.

- Siéntate.-

Me señalo el sofá beich frente a mí. Yo rodee el mueble y me senté, era más cómodo de lo que aparentaba, de ese tipo de sofás donde querías hundirte un fin de semana entero a ver películas.

El termino de preparar su cereal y regreso a la sala sentándose a mi lado con el cereal y los dos café, me ofreció uno.

-Siempre compras unos de más por si te visitan temprano?.-

El sonrió, pero pronto su expresión cambio por una seria.

-Siempre compro un café cuando necesito sacarle una explicación a alguien.-

Sabía que no se tardaría en sacar el tema. Respire cansada, la verdad no sabía ni que decir, yo tampoco entendía por que le había ayudado.

-Simplemente no puedes decir gracias y darme mis clases.-

-Avril lo que has pagado correspondería a más de un año de clases, explícame por que lo has hecho, que es lo que quieres?

Yo lo mire, la verdad es no quería nada, me sentí mal por un momento que el solo pensara que lo había hecho por que esperaba algo a cambio.

-Solo te he pagado por adelantado, tu orgullo no te deja vivir con eso? -Pregunte ya un poco molesta, le había ayudado y me llamaba interesada.

-No se trata de mi orgullo, oye ponte en mi lugar, que estarías pensando tu si un extraño llegara y pagara tus deudas.-

-No soy una extraña, soy una de sus clientas.-

-Por un dia.-

-Pero eso no me hace menos clientas, vamos Alan la verdad nose por que te ayude, supongo que fue que realmente te vi desesperado.-

El me miró como confundido.

-De que hablas?-

-Oi todo tu conversación con el cobrador.-

El me miro con cara acusadora, antes que dijera algo termine de explicarme.

-Estaba saliendo del gimnasio cuando tropecé con un sujeto y todo se salió de mi bolso, me agache a un lado de la recepción a recoger mis cosas y sin querer escuche tu conversación.

El me observo un rato como si tratara de decidir si creerme o no, dio una cucharada a su cerial.

-No estoy acostumbrado a recibir favores de nadie.-

-Vamos ya... tampoco te he regalado nada si tanto te atormenta el asunto y te quita el sueño pues listo cuando tengas la plata me la devuelves y ya así te libras de las clases.

El dejo de comer empujando la taza lejos en la mesita de la sala como si se le fuera quitado el hambre.

-Discúlpame Avril, debería de darte las gracias es solo que...-

-Si ya se... no estas acostumbrado ya lo has dicho.-

El asintió, esta vez parecía haber dejado la molestia atrás.

-No estoy de acuerdo con lo que hiciste, si fuera otro tipo de persona estarías en graves problemas, todavía ni siquiera sé si pueda reunir en poco tiempo esa plata.-

Coloque una mano sobre su pierna.

-No te estoy cobrando, mientras tanto puedes pagarme con las clases y cuando tengas el dinero lo devuelves y listo, vamos que no es el fin del mundo.-

El pareció finalmente dejar el asunto. Tomo su embace de café aun caliente y lo choco con el que me había ofrecido diciéndome salud!

-Bien, así será.-

Esa mañana para aliviar la tensión cambie el tema preguntándole como había conseguido ese lugar y desde cuando vivía allí, el me comento que el lugar había pertenecido a su padre pero luego de una mala racha en su vida había tenido que hipotecarlo y ahora gracias a mi había podido saldar la deuda.

Yo le comente que no tenía tan mal gusto para ser hombre con respecto a la decoración del segundo piso, él se rio de mi y así fue como supo que yo era decoradora.

Antes que me diera cuenta ya nos habíamos terminado el café, era fácil conversar con él, tenía ese estilo de humor negro que tanto me gustaba y que tan poco gente entendía, hablaba despreocupado como si las cosas no importaran lo suficiente porque en cualquier momento podrían cambiar.

Aquello me causaba gracia, quien lo diría en aquel momento yo estaba con mi mamá en la ciudad haciéndome cuadritos mi vida, con una oficina cerrada hasta nuevo aviso y allí hablando con un boxeador de peleas ilegales al cual le había prestado una gran suma de dinero sin apenas conocerle y además, le había alentado para que me pagara con absurdas clases de boxeo. Quién demonios era yo y había hecho con mi verdadera yo? Definitivamente ese era un buen ejemplo de que en cualquier momento las cosas podrían volverse patas arriba.

Fuente: este post proviene de Blog de Carolinakings, donde puedes consultar el contenido original.
¿Vulnera este post tus derechos? Pincha aquí.
Creado:
¿Qué te ha parecido esta idea?

Esta idea proviene de:

Y estas son sus últimas ideas publicadas:

La mayoría de nuestro tiempo nos las pasamos perdiéndolo en las redes sociales o consumiendo contenido actual en páginas de entretenimiento. Me declaro más que culpable de gastar 2 horas diarias a est ...

Me he visto en la necesidad de escribir esta entrada por que no puedo dejar pasar la oportunidad para compartir la tortura que tenemos que lidiar los informáticos con los usuarios mortales (no adminis ...

Etiquetas:

Recomendamos